CAPÍTULO IV
CRUZ ESPIRAL TODOABARCANTE (CET)
GENERANDO TU
PROPIA GUÍA INTERNA
Al
hombre se le conoce por sus acciones. Es muy difícil definir a un ser humano,
tan difícil, que sólo podemos hacernos una idea de él a través de su hechos en
la vida. Si reconocemos que toda acción humana va acompañada de una especial
vibración, es decir, que genera una serie de vibraciones y éstas a su vez resuenan
y afectan sobre el entorno, entonces podemos entender la importancia de todas y
cada una de nuestras acciones. Éstas afectarán el entorno muy a pesar de que
desde nuestra habitual inconciencia no alcancemos a darnos cuenta de esos
efectos.
La
propuesta de utilizar lo que he denominado la “Cruz Espiral Todoabarcante” se
refiere básicamente al ámbito del actuar
humano y va dirigida fundamentalmente a identificar los probables vicios y
virtudes de cada una de nuestras acciones, pensamientos, emociones y creencias.
Sirve para crear tu propia y auténtica guía interior.
El
método de la Cruz Espiral Todoabarcante puede considerarse como una herramienta
de análisis, que nos ayuda a ser concientes de los resultados de nuestras
acciones. Nos sirve de base para ejercitar y acrecentar nuestra conciencia, por
el mecanismo de la observación conciente cuando la utilicemos, ya que resulta
muy difícil o casi imposible utilizarla en forma mecánica e inconsciente. De
tal manera que su uso nos proporciona un medio adecuado para ejercitar el
primer choque conciente, generando así energía fina para nuestro ser. Es una herramienta diseñada para ser
utilizada por personas que pretenden
evolucionar por el camino del acrecentamiento de conciencia.
En
el camino de ascensión evolutiva de esos maravillosos seres humanos que se
pretenden “buscadores de la verdad” o se autodenominan “trabajadores, Guerreros
de la Luz” este instrumento puede llegar a ser un valioso recurso. Esta
herramienta ayuda a lograr claridad en el proceso de la generación conciente de
círculos virtuosos y nos muestra rápidamente los elementos negativos que por
propiciar círculos viciosos, deban ser modificados, evitados o suprimidos.
Es
una herramienta útil para encontrar con relativa facilidad las ventajas y los
aspectos negativos o perjudiciales que se originan a partir de:
Ø Cada uno de
nuestros actos.
Ø Cualquier acción
humana.
Ø Un problema
familiar.
Ø Un proyecto.
Ø Un consejo.
Ø Una propuesta.
Ø Una idea.
Ø Un invento.
Ø Un proyecto
político.
Ø Un planteamiento
filosófico o religioso.
Ø Cualquier tipo
de conflicto.
El
beneficio inmediato que nos proporciona su utilización es brindarnos claridad
mental para orientar nuestras decisiones,
al ofrecernos un panorama general de todas las implicaciones positivas o
negativas dentro de un gran contexto global.
Nos
permite: Valorar el probable resultado de todas y cada una de las acciones que
realicemos; determinar el valor, la validez y la pertinencia de cualquier
planteamiento filosófico que nos sea propuesto; vislumbrar los efectos de la
aplicación de cualquier avance tecnológico sobre los intereses sociales y
universales. En fin, nos ayuda a generar en nuestro interior la claridad
necesaria para determinar el valor, validez y pertinencia de cualquier
planteamiento que nos sea propuesto, pudiendo ser del tipo filosófico,
científico, religioso, técnico, socioeconómico, político, administrativo,
jurídico, familiar, sexual, romántico, comercial o de cualquier otra categoría.
Su
aplicación en la solución de problemas y conflictos, si se logra acordar
reciprocidad en su uso con la contraparte, nos ayuda a resolver sana y armónicamente
situaciones desagradables; además que se facilita la desactivación de círculos
viciosos.
Por
lo tanto, nos amplía la posibilidad de vislumbrar el impacto global y
particular sobre los intereses personales, sociales, políticos y universales de
cualquier acción o proceso que deseemos analizar.
Su
uso ha sido sugerido como herramienta para los comités de ética en hospitales, resulta
imprescindible su aplicación en las instituciones y empresas que están
impulsando el desarrollo de la biotecnología.
CÓMO SURGIÓ EL
NOMBRE DE “CRUZ ESPIRAL TODOABARCANTE”
La
he denominado Cruz para colocar en cada
uno de los cuatro extremos elementos que serán utilizados para ser incluidos en
el proceso; aunque de igual manera pudo haberse organizado en triadas o como
una estrella con cualquier número de puntas. Espiral para dar la idea de un giro que nos permita revisar y
correlacionar dinámicamente todos los elementos incluidos. Y Todoabarcante porque pretendemos
incluir la totalidad de la realidad que nos rodea.
¿CÓMO SE USA
ESTA HERRAMIENTA?
Consideremos
cuatro lados de cada Cruz, que luego desplazaremos a todas las otras posibles
posiciones en un giro, lo que irá formando paulatinamente una espiral.
En
el centro de la Cruz Espiral Todoabarcante nos colocaremos nosotros mismos,
considerando la totalidad funcional de nuestro ser.
En
los extremos del primer nivel colocaremos los atributos: “Bueno”, “útil”,
“justo”, y “bello”. Para considerar, en primera instancia, si nuestra actividad
tiene esas características para nosotros mismos.
En
los extremos del segundo nivel de la Cruz, colocaremos o consideraremos a
nuestros “ancestros”, a nuestros “descendientes”, a nuestros “colaterales” y
también a los “desconocidos”. Y entonces revisaremos si nuestras acciones, o
alguna acción en particular, resultan buenas, útiles, justas y bellas para
nosotros, para nuestros ancestros, para nuestros descendientes, para nuestros
colaterales y para los desconocidos.
Al
llegar a este punto, antes de continuar, haremos un alto para insertar toda una
serie de aclaraciones que ya en la práctica resultarán de utilidad para el uso
de esta herramienta.
La
palabra ancestros incluye a padres,
abuelos, tíos, bisabuelos, todos nuestros antecesores en el árbol genealógico y también a quienes, desde
el ámbito histórico social y cultural, podrían considerarse nuestros
antepasados.
La
palabra descendientes, abarca a
nuestros hijos, sobrinos, nietos, bisnietos y también al conjunto de las
generaciones venideras de la humanidad.
La
palabra colaterales puede incluir al
cónyuge, a la pareja, a los socios de algún proyecto, primos, hermanos,
compañeros de trabajo, amigos, simpatizantes, colegas, empleados, jefes,
contrincantes, vecinos.
La
palabra desconocidos es tan amplia
como el concepto mismo de prójimo, opositores, contrincantes, supuestos
enemigos y todas las personas que no conocemos. En fin, la humanidad misma.
En
este segundo nivel podemos incluir y/o sustituir por sus nombres a cada uno de
los seres humanos involucrados con la acción o propuesta de acción que estemos
analizando, y así pueda aplicarse a proyectos comerciales, científicos, administrativos,
culturales o planes de gobierno. Cada uno de esos casos requerirá de las adecuaciones
pertinentes, que deberemos hacer cada uno de nosotros según sean nuestras
necesidades.
En
el tercer nivel agregamos cuatro elementos, siendo estos: Agua, Tierra, Aire y Fuego (o recurso energético).
En
el cuarto nivel se agregan otras cuatro cualidades, pudiendo ser éstas: Respetuoso, Tolerante, Responsable y
Fraterno. Una vez más, iniciaremos revisando que efectivamente resulte
respetuoso para mi, para mis antepasados, mis descendientes, mis colaterales y
los desconocidos; también tolerante, responsable y fraterno para los elementos
señalados de los niveles anteriores. Debe correlacionarse cada nivel que
vayamos agregando con todos los niveles anteriores.
Cada
uno de los niveles de este sistema está formado por conjuntos de cualidades deseables
y positivas, que se aplicarán sobre el objeto de análisis.
En
cualquier momento podemos adaptar la herramienta a nuestras muy particulares
necesidades, por lo que podremos agregar los elementos y cualidades de nuestro
específico interés.
El
quinto nivel incluye: Ciencia, Arte, Religión y Cultura.
El
sexto nivel: Oportuno, Discreto, Saludable y Alegre.
El
séptimo nivel: Razonable, Verdadero, Amoroso y Sincero.
El
octavo nivel: Sobrio, Armónico, Impecable y Pacífico.
El
noveno nivel: Espontáneo, Noble, Puro y Honrado.
El
décimo nivel: Prudente, Sencillo, Generoso y Fuerte.
El
onceavo nivel: Cortés, Amable, Tierno y Cariñoso.
El
doceavo nivel: Fe, Esperanza, Compasión y Caridad.
El
treceavo nivel: Cualquier combinación que usted necesite.
Ya
he mencionado que cada quien puede hacer las combinaciones que más se ajusten a
su gusto, conveniencia o necesidad. Se pueden agregar los elementos de su
elección, pero por supuesto es importante no eliminar ninguno de los 48 que han
sido propuestos. En los casos de variación por incremento se recomienda no
mutilar lo aquí planteado en ninguna de sus partes.
Cuando
comience a utilizar este instrumento probablemente le resultará muy tedioso
aplicarlo en su totalidad; no se preocupe, insista en su uso aunque sea en
forma parcial y continúe insistiendo; tómese el tiempo necesario para hacerlo
tan completo como su libre albedrío y su propia energía se lo permita.
Como
ejemplo de posible variante decidí plantear un conjunto formado por las cuatro
virtudes cardinales de la antigua filosofía griega Aristotélica: Justicia, Fortaleza, Prudencia y Templanza.
Escogí
estas virtudes que nos hacen recordar que la aplicación de alguna de ellas, si
queremos que sea armónica y nos lleve a buen fin, requiere de las otras tres.
No
está de más considerar que la aplicación de la Justicia requiere que se posea la suficiente Fortaleza, en el sentido de que se cuente con la fuerza suficiente
para su aplicación, ya que de faltar esta última la aplicación de la primera se
limita a ser un postulado, un consejo o una recomendación de buena voluntad.
La
virtud Fortaleza requiere, para ser
armónica, que vaya acompañada de Justicia, ya que de lo contrario la aplicación o el
ejercicio de la fuerza puede dar lugar a una imposición dictatorial, no
deseable o poco justa.
La
Prudencia sin Justicia podría ser simple y llanamente conveniencia egoísta. El
significado de la Prudencia varía mucho ya que esta virtud especialmente se
manifiesta en una relación directamente proporcional al nivel evolutivo
alcanzado por el ser que la manifiesta y, por lo tanto, puede variar desde el
significado de actuar con precaución convenenciera, hasta el nivel en que
signifique la capacidad de comunicarse con el prójimo por medio de un lenguaje
claro, literal, cauteloso y adecuado; o que nos lleve a actuar respetando la
libertad, la vida, las preferencias y las necesidades de los otros. Aunque el
significado de Prudencia puede
referirse al actuar de forma adecuada, justa y cautelosa. Desde la óptica
católica esta virtud es la que hace posible que el ser use la razón para
discernir el verdadero bien del mal. Por lo tanto, la Cruz Espiral
Todoabarcante (CET) nos ayuda y capacita para que nuestro actuar en la vida sea
virtuoso.
La
Templanza es esa virtud que, como
resultado de un disciplinado esfuerzo, se manifiesta en nuestro ser con las
características de refrenamiento y control concientes, que nada tienen que ver
con la represión inconsciente, ordinaria y automática de las necesidades del
ser. La Templanza nos proporciona el
estado de sobriedad conciente, necesario para impulsar nuestro proceso
evolutivo. Aunque también puede significar el dominio de la voluntad ordinaria
sobre lo que algunos autores denominan como bajos instintos, pues regula la
atracción por los placeres y procura el equilibrio y moderación en el uso, explotación
y disfrute de los bienes. Sin esta virtuosa cualidad resulta casi imposible
beneficiarse del uso de la CET.
Por
cierto, en el terreno práctico de nuestras acciones no hay que esperar a poseer
estas cuatro virtudes para actuar en consecuencia. Basta con procurar lograr
que todos y cada uno de nuestros actos tengan esas cualidades, aunque esas
virtudes no se manifiesten habitualmente ni con facilidad en nuestro ser.
A
través de la historia se han escrito muchos libros de filosofía que abordan los
temas de las virtudes, las emociones y los sentimientos humanos. Lo mismo nos
tocará leer ideas y conceptos muy inteligentemente elaborados como también todo
lo contrario. En medio de montañas de hojas impresas por muy diferentes
autores, con toda seguridad encontraremos muchos escritos que fueron elaborados
con sesgos e irracionales deformaciones de la verdad, motivados por el interés
de ganar los favores de los grupos de poder en turno, adecuando las palabras a
la ideología imperante y fomentando los “ismos” de todo tipo. Aquí propongo el
uso de esta herramienta, en una forma libre de todo “ismo”, es decir, libre de
toda idea preconcebida que nos haya sido impuesta contra nuestra voluntad por
la sociedad, la familia, los fanatismos, la conveniencia o el poder.
Las
virtudes, las cualidades, los objetos y los calificativos que utilizamos en
la Cruz Espiral Todoabarcante (CET)
pueden tener muchos significados, desde los más superficiales hasta los más
profundos. En todos los casos, las características del significado y valoración
que se les dé, dependerá del conocimiento, la experiencia y la cultura del
individuo que use esta herramienta, así como de su grado o nivel de evolución.
Pero sobre todo debería depender de su libertad personal, es decir, del uso de
su libre albedrío.
Esta
herramienta conlleva la propuesta de buscar sinceramente la Verdad en todos y
cada uno de los usos que le demos. Entendiendo que la Verdad es el reflejo fiel
de lo Real, sin olvidar que de un mismo hecho real surgen con facilidad varias
interpretaciones de la verdad distintas entre si: Mi verdad, la verdad del otro
y la verdad social, cuando menos. Por lo tanto, nos aplicaremos a usar los
conceptos mas adecuados, de acuerdo a nuestro leal saber y entender, en uso pleno
de, lo que personalmente entendemos y consideramos, nuestro libre albedrío.
Tenemos el derecho y el deber de generar y nutrir nuestra conciencia moral, es
decir, nuestra ética personal, sin imposiciones externas con las que no estemos
completamente de acuerdo.
El
uso de esta herramienta nos puede ayudar a detectar los vicios y virtudes de
nuestro comportamiento habitual. De nosotros dependerá si depositamos la fuerza
de nuestra energía en unos o en otros.
Su
uso nos puede ayudar a librarnos de nuestros fanatismos y de las ideologías
tendenciosas que se han introducido en nuestras mentes tan sutilmente que ni
nos dimos cuenta del cómo se fueron integrando a nuestra personalidad.
Las
herramientas propuestas en este ensayo podemos usarlas en forma superficial o
con una gran intensidad, desde la esencia más interna de nuestro ser. Sé que no
faltará quien las utilice en forma sesgada, egoísta y mercantilista, situación
que queda fuera de mis posibilidades de control. El uso de la CET está
orientada para prepararnos, mientras más veces la utilicemos, para identificar,
cultivar, desarrollar y manifestar las virtudes propias del ser humano.
Las
virtudes que en el momento actual ya se hayan incorporado a nuestra conducta
habitual, requieren ser “ejercitadas” para que logremos que florezcan y se desarrollen
en nosotros y no se queden solamente en su estado latente. Las que no poseemos
todavía pueden irse adquiriendo en forma amena a través de su descubrimiento y
práctica conciente. La CET es una herramienta que sirve para ejercitar el
desarrollo de nuestras virtudes a través de la práctica constante y en forma
simple, útil, bella, buena y justa.
El
uso de la CET y la creación de Círculos Virtuosos, son un excelente medio para
lograr estar presentes, aquí y ahora, constantemente durante nuestras vidas
ordinarias. Ya que para poder usar estas herramientas resulta indispensable que
el practicante esté plenamente conciente, pues esto es requisito para realizar
voluntariamente un esfuerzo de conciencia, mismo que genera en nuestro ser una
energía fina no ordinaria, que es conocida con diferentes nombres como “poder
personal”, “luz interna” y otros.
Por
lo tanto, aún más importante que el resultado externo de nuestras acciones, es
el beneficio interno de estar generando energía fina, es decir, una gran
cantidad de energía luminosa que nutre, purifica y hace crecer nuestro ser.
Ahora
bien, hasta este punto de mi escrito, he dado especial importancia a la
aplicación de estos conocimientos en “uno mismo”, porque estoy convencido que
toda mejoría que queramos ver en el mundo inicia en nosotros mismos, si
deseamos un mundo pacífico, la paz debe nacer, nutrirse y crecer en nuestro
interior, que es la parte del universo sobre la cual tenemos directa injerencia
y un real poder de acción.
Ya
vimos por qué se llama Cruz y Espiral, falta discurrir sobre el calificativo de
Todoabarcante.
Precisamente esa cualidad llama nuestra atención a los diferentes ámbitos en
que todas nuestras acciones tienen un efecto por el muy conocido y simple
fenómeno de resonancia.
En
efecto, cada una de nuestras acciones provoca reacciones en el universo en que
vivimos. Un fenómeno físico que sirve como ejemplo de esta aseveración,
consiste en dejar caer una piedra en un lago; ésta provoca ondas visibles en la
superficie que parten desde el centro hasta la orilla y esto sucede aunque la
piedra no tenga conciencia del acontecimiento que desencadenó. De igual forma
todas nuestras manifestaciones como seres humanos tienen repercusión sobre todo
el universo, aunque no lleguemos a ser concientes de ello. Es muy probable que
nosotros no sepamos cuáles son las consecuencias de nuestro actuar cotidiano en
el entorno lejano, pero si nos lo proponemos podemos llegar a saber al menos
cuáles son las intenciones de nuestros actos, es decir, podemos saber si
nuestra intención fue positiva o negativa.
La
vibración benéfica de nuestros actos tiene efectos sobre nosotros mismos y, en
forma progresiva, sobre la familia, las amistades, el barrio, la ciudad, el
país o nación, el continente, el planeta, el sol, el sistema planetario, la
galaxia, el cosmos, lo desconocido, lo incognoscible y la infinitud
multidimensional. Por lo tanto el efecto resulta Todoabarcante.
EJERCICIO
INTELECTUAL PARA LOS USUARIOS DE LA CRUZ ESPIRAL TODOABARCANTE
a) Recopilar
las definiciones de cada una de las palabras incluidas en los diferentes
niveles de esta herramienta, con el fin de dar claridad sobre los significados
y esto mejore nuestros elementos de juicio.
b) Elaborar
nuestra propia definición en los casos en que lo consideremos necesario.
c) Escribir
nuestros comentarios y opiniones sobre el tema, con el fin de releerlo un año
después para su revaloración.
ÉTICA, MORAL, BUENAS COSTUMBRES Y POSIBLES
HERRAMIENTAS DE MANIPULACIÓN
En nombre del amor al conocimiento, durante muchos
siglos, los filósofos se han dedicado a bordar infinidad de conceptos y
comentarios en torno y sobre a la ética. Con el paso del tiempo, en nombre del bien,
se ha formado un descomunal listado de mandatos morales o mandamientos, que a
priori han establecido la bondad de su aplicación y obediencia.
A través de los años se ha producido y acumulado una
enorme cantidad de literatura sobre estos temas. Actualmente embarcarse en la
tarea de investigar textualmente el significado de Ética, resulta un viaje por
el oscurantismo barroco de un mundo plagado de retruécanos intelectuales y, en
el caso de la búsqueda del sentido profundo de Moral, encontramos planteamientos
e interpretaciones convenencieras y manipuladoras, muy alejadas de lo que
podrían haber sido sus originales postulados básicos.
Independientemente de que la Ética se pueda definir
etimológicamente como la ciencia de las costumbres, lo que nos interesa es que
la Ética estudia la bondad o maldad de los actos humanos. Si la Ética solamente
fuera la ciencia de las costumbres, entonces sería la encargada de estudiar al
ser humano adormecido en los hábitos, rutinas y el automatismo social.
En la búsqueda del bien común, del bien social, se
pueden generar normas morales que sirvan para regir la interacción de los
diferentes grupos sociales. La sociedad en su conjunto ha generado una serie de
normas que, a fuerza de su repetición, se han hecho costumbre y de ahí se han
generado normas jurídicas o leyes.
Para que la norma jurídica o moral se haga cumplir se
requiere dotarla de un carácter coercitivo, ya que en muchos casos priva el
interés personal sobre el interés colectivo. Si el ser humano estuviera en un
nivel mucho más evolucionado, tal vez no se requería adicionarle el carácter
coercitivo a las normas morales. Mientras este no sea el caso se dotará de
fuerza a la norma a través de su coercitividad.
El grave problema ético-moral de la sociedad actual se
gestó y creció paulatinamente conforme las normas fueron manipuladas en forma
inmoral por los grupos de poder y sus cómplices intelectuales, para responder a
los poderosos intereses creados.
Es conveniente tomar en cuenta que lo que fue útil,
bueno y justo hace siglos, puede ya no serlo en el presente. El desarrollo de
la sociedad y la evolución del ser son procesos dinámicos que van cambiando con
el tiempo, por lo tanto, la percepción humana de lo que es ético puede variar
hasta el grado de volver inoperantes o anacrónicas algunas normas sociales,
jurídicas o las ideas, antes generalmente aceptadas. El miedo al cambio y a la
innovación, además de los intereses creados, son fuerzas que se oponen a la
evolución de las ideas, las normas y la ética misma.
Para constatar por nosotros mismos la auténtica
conveniencia social de cualquier norma moral o jurídica, es necesario revisar
que sea útil, justa y buena, tanto para nosotros como individuos, como para
nuestros semejantes y todo el entorno, desde el aquí y ahora.
Cuando un nuevo ser nace se agrega al entorno social.
Invariablemente, desde sus primeros meses de edad queda bajo la influencia de
las normas morales aceptadas por su entorno, y éstas penetran el siquismo de la
persona desde la primera infancia a través de los consejos y de la educación
para la convivencia ordenada, que incluye prohibiciones y recompensas; lo que a
la postre determina la futura conducta del individuo. Estas normas son
impuestas por la presión sociofamiliar y aceptadas conciente e
inconscientemente por cada uno de nosotros.
Con el tiempo y el crecimiento biológico de la
persona, al llegar a la adolescencia, afortunadamente, se presenta la necesidad
de libertad y esto provoca un proceso de colisión de normas morales; entonces
el adolescente vive el enfrentamiento originado por la diversidad de sistemas
morales que conviven en la sociedad moderna globalizada, para finalmente ser
obligado a adaptarse a la moral particular de su ámbito cultural.
Si ejerciéramos
libremente la posibilidad de elegir, conformaríamos concientemente nuestra
propia escala de valores, tomando lo que nos pareciera más conveniente; esto
modificaría en su oportunidad, los valores impuestos socialmente para armonizar
las áreas del ser, el deber ser y la libre autorrealización. Eso no sucede así
y, por la fuerza de la costumbre, finalmente se continúa hasta el final de la
vida con los rutinarios puntos de vista y las habituales reacciones
emocionales.
El conjunto conformado por la ética manipulada y las
buenas costumbres, si bien tiene un carácter positivo para mantener, mal que
bien, la operatividad de la vida “común y corriente” en sociedad, se convierte
en una tenebrosa fuerza negativa para los valientes seres humanos que pretenden
evolucionar, ya que se requiere iniciar una lucha interior que rompa la
mecanicidad de las rutinas que los mantienen adormecidos, para dar origen a una
auténtica y sana conciencia moral.
Además, no es posible determinar una moral general o
universal, ya que existen muchos factores cambiantes que influyen en la
dinámica de lo que se considera humanamente moral; sería difícil generalizar la
aplicación de una misma norma en ambientes culturales diversos, producto de
experiencias distintas. Por lo tanto, diversos autores han creado algunos conceptos
como el de “Paisajes Morales” que hace
referencia a ambientes completamente diversos, como por ejemplo el tratamiento
de los esquimales hacia las personas ancianas, o a los visitantes. Y también
habrá que tomar en cuenta conceptos como el de “Morales Particulares” que nos
permiten apreciar con facilidad la imposibilidad de crear una sola moral aplicable
en forma universal.
MORALES PARTICULARES
Son aquéllas
que operan dentro de un mismo ámbito cultural específico. Sus reglas sólo
tienen validez para una parte del grupo social total. Ejemplo de ello es la
ética profesional del médico, el profesor, el militar, el comunicador social, el
banquero prestamista, el funcionario, el ingeniero, el comerciante, etc., que
tienen como principio moral general el de “hacer cada uno su oficio lo mejor
que pueda”. Quien transgrede las reglas de la ética profesional lesiona no sólo
su propia reputación sino la de toda la profesión.
¿QUÉ
PODEMOS HACER?
Existen
y han existido diversas disciplinas que muestran las técnicas para que el ser
humano evolucione hacia un estado acrecentado de conciencia, que le permitan
expandir las posibilidades de percepción de su realidad y la del universo; que
lo lleven hacia lo que supone que sea la grandeza del espíritu o alma. Sobre
esos conocimientos podemos leer infinidad de textos antiguos y modernos.
El
conocimiento del cómo lograr el crecimiento espiritual y la ampliación de la
conciencia no ordinaria, puede ser leído en muchas y distintas fuentes, cada
una con sus matices individuales.
Sin
embargo, son muy pocos los seres humanos que logran beneficiarse de esos
conocimientos. Una de las principales causas de ello, radica en la incapacidad
del ser humano para llevar a la práctica ese conocimiento durante mucho tiempo
y con la intensidad y dedicación necesarias; es decir, no existe la capacidad
para realizar y sostener los esfuerzos requeridos porque la gigantesca fuerza
del automatismo, los hábitos y la rutina, lo obliga a olvidar o posponer para
otro día cualquier esfuerzo conciente.
Esa
fuerza del automatismo, que resulta positiva para mantener el equilibrio de la
sociedad dentro de los límites de la psicopatología de la normalidad, deviene
tenebrosamente negativa para los seres que se quieren liberar de su
mecanicidad. Esta fuerza aplastante ejerce tal presión sobre el ser humano que
da forma y funcionalidad al molde energético de todos los seres para establecer
y sostener la coherencia social y normal. Al resultado de estas presiones sobre
las fibras luminosas del ser humano se le conoce con el novedoso concepto
acuñado por Carlos Castaneda como “la Forma Humana”.
Avanzar
en el camino del crecimiento evolutivo requiere que nos auto obliguemos concientemente
a abandonar nuestros hábitos, rutinas y costumbres. Si alguien logra liberarse
de esa horrenda presión energética, el cambio en la conformación de su cuerpo
luminoso es tan drástico que puede poner en riesgo la salud del cuerpo físico
si este no está en muy buen estado de salud y en una buena condición física,
que le permita resistir el trauma energético que implica una transformación de
tan enorme magnitud en la conformación de su molde energético.
En
este punto de la triste realidad energética en que está sumida la condición
humana, y tú mismo, bajo una presión tan poderosa, resulta evidente que se
requiere de un impulso externo, cuando se haya agotado la energía interna que
nos debería motivar a seguir esforzándonos en el camino del progreso evolutivo.
Ese
impulso externo podría provenir de un grupo de personas con las que nos hayamos
comprometido para que nos estimulen cuando nosotros estemos decayendo,
estableciendo un compromiso de reciprocidad para que nosotros los impulsemos a
ellos, cuando podamos y coincidamos geográficamente con que ellos, en el
momento en que estén perdiendo la energía que los motiva e impulsa a
sostener los esfuerzos concientes.
Y
¿dónde se encuentra ese grupo? La respuesta es: Probablemente no existe y tú
tienes que crearlo. Por lo pronto, si lo consideras conveniente, puedes ponerte
en contacto con el autor de esta obra escribiendo a los correos electrónicos:
evolución@drzurita.com
doc.zurita@gmail.com
Así
que, si te interesa, tienes que generar un círculo virtuoso, que a su vez
genere más círculos virtuosos que impulsen la oportuna retroalimentación; cuidando
que las acciones emprendidas no terminen generando o potenciando algún círculo
vicioso. Cuando surjan dudas sobre lo que estés haciendo contra las rutinas y
te desagrade el olvido de tus aspiraciones de crecimiento conciente, aplica la
herramienta que hemos denominado CET.
Dirige
tu actividad vital hacia la generación y sostenimiento de círculos virtuosos y
la aplicación valorativa de la Cruz Espiral Todoabarcante, esto requiere de
forma indispensable que se realicen esfuerzos concientes desde el interior de
nuestro ser. Se necesita la activación, crecimiento y fortalecimiento de
nuestras actualmente limitadas posibilidades concientes. Cada esfuerzo
conciente que realicemos producirá en nuestro ser la energía fina, que nutrirá
la generación del cuerpo astral.
Al
hacerlo constantemente despertaremos paulatinamente del marasmo adormecedor en
que nos tiene sumergidos nuestra abigarrada colección de hábitos y rutinas.
De
cualquier manera, quedarnos en la inmovilidad no es opción: ¡¡ALGO HAY QUE HACER!! Es decir, algo tienes
que hacer, algo tengo que hacer.
No
debemos quedarnos esperando que venga un “mesías”, el “supergurú”, o el “nagual
benefactor” ni alguno de nuestros personajes de fantasía, para que se haga
cargo de nuestro mejoramiento interior y de nuestro crecimiento energético.
Mientras
se te aparece milagrosamente “el maestro”, trabaja en la higiene de tus
pensamientos, de tus emociones y dedica mucho tiempo al respetuoso cuidado de tu
cuerpo físico. Mientras esperas el milagro, procura convertir en tu principal
diversión el rompimiento de tus hábitos y rutinas, tanto las emocionales como
las mentales, las físicas y las de cualquier tipo que detectes en tu ser. Te
puedes apoyar en las ideas de lo que he llamado “Arquitectura Sináptica”, cuya
explicación viene en el siguiente capítulo.
Si
no puedes hacerlo, tu otra opción será la de esperar cómodamente y sin hacer
nada, la llegada de tu inevitable encuentro con la muerte. Pero además, después
de todas las dificultades enumeradas, recuerda que no tienes ninguna garantía
de que finalmente lograrás mejorar tu nivel energético, tu nivel de conciencia,
aunque te esfuerces con toda la energía de tu ser, ya que lo único que si está
garantizado para todo ser vivo, es la muerte.
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