viernes, 12 de diciembre de 2014

CAPÍTULO IV La Cruz Espiral Todoabarcante

CAPÍTULO IV

CRUZ ESPIRAL TODOABARCANTE (CET)


GENERANDO TU PROPIA GUÍA INTERNA

Al hombre se le conoce por sus acciones. Es muy difícil definir a un ser humano, tan difícil, que sólo podemos hacernos una idea de él a través de su hechos en la vida. Si reconocemos que toda acción humana va acompañada de una especial vibración, es decir, que genera una serie de vibraciones y éstas a su vez resuenan y afectan sobre el entorno, entonces podemos entender la importancia de todas y cada una de nuestras acciones. Éstas afectarán el entorno muy a pesar de que desde nuestra habitual inconciencia no alcancemos a darnos cuenta de esos efectos.



La propuesta de utilizar lo que he denominado la “Cruz Espiral Todoabarcante” se refiere básicamente  al ámbito del actuar humano y va dirigida fundamentalmente a identificar los probables vicios y virtudes de cada una de nuestras acciones, pensamientos, emociones y creencias. Sirve para crear tu propia y auténtica guía interior.

El método de la Cruz Espiral Todoabarcante puede considerarse como una herramienta de análisis, que nos ayuda a ser concientes de los resultados de nuestras acciones. Nos sirve de base para ejercitar y acrecentar nuestra conciencia, por el mecanismo de la observación conciente cuando la utilicemos, ya que resulta muy difícil o casi imposible utilizarla en forma mecánica e inconsciente. De tal manera que su uso nos proporciona un medio adecuado para ejercitar el primer choque conciente, generando así energía fina para nuestro ser. Es una herramienta diseñada para ser utilizada por personas que  pretenden evolucionar por el camino del acrecentamiento de conciencia.

En el camino de ascensión evolutiva de esos maravillosos seres humanos que se pretenden “buscadores de la verdad” o se autodenominan “trabajadores, Guerreros de la Luz” este instrumento puede llegar a ser un valioso recurso. Esta herramienta ayuda a lograr claridad en el proceso de la generación conciente de círculos virtuosos y nos muestra rápidamente los elementos negativos que por propiciar círculos viciosos, deban ser modificados, evitados o suprimidos.  

Es una herramienta útil para encontrar con relativa facilidad las ventajas y los aspectos negativos o perjudiciales que se originan a partir de:

Ø  Cada uno de nuestros actos.
Ø  Cualquier acción humana.
Ø  Un problema familiar.
Ø  Un proyecto.
Ø  Un consejo.
Ø  Una propuesta.
Ø  Una idea.
Ø  Un invento.
Ø  Un proyecto político.
Ø  Un planteamiento filosófico o religioso.
Ø  Cualquier tipo de conflicto.

El beneficio inmediato que nos proporciona su utilización es brindarnos claridad mental para orientar nuestras decisiones,  al ofrecernos un panorama general de todas las implicaciones positivas o negativas dentro de un gran contexto global.

Nos permite: Valorar el probable resultado de todas y cada una de las acciones que realicemos; determinar el valor, la validez y la pertinencia de cualquier planteamiento filosófico que nos sea propuesto; vislumbrar los efectos de la aplicación de cualquier avance tecnológico sobre los intereses sociales y universales. En fin, nos ayuda a generar en nuestro interior la claridad necesaria para determinar el valor, validez y pertinencia de cualquier planteamiento que nos sea propuesto, pudiendo ser del tipo filosófico, científico, religioso, técnico, socioeconómico, político, administrativo, jurídico, familiar, sexual, romántico, comercial o de cualquier otra categoría.

Su aplicación en la solución de problemas y conflictos, si se logra acordar reciprocidad en su uso con la contraparte, nos ayuda a resolver sana y armónicamente situaciones desagradables; además que se facilita la desactivación de círculos viciosos.

Por lo tanto, nos amplía la posibilidad de vislumbrar el impacto global y particular sobre los intereses personales, sociales, políticos y universales de cualquier acción o proceso que deseemos analizar.

Su uso ha sido sugerido como herramienta para los comités de ética en hospitales, resulta imprescindible su aplicación en las instituciones y empresas que están impulsando el desarrollo de la biotecnología.

CÓMO SURGIÓ EL NOMBRE DE “CRUZ ESPIRAL TODOABARCANTE”

La he denominado Cruz para colocar en cada uno de los cuatro extremos elementos que serán utilizados para ser incluidos en el proceso; aunque de igual manera pudo haberse organizado en triadas o como una estrella con cualquier número de puntas. Espiral para dar la idea de un giro que nos permita revisar y correlacionar dinámicamente todos los elementos incluidos. Y Todoabarcante porque pretendemos incluir la totalidad de la realidad que nos rodea.

¿CÓMO SE USA ESTA HERRAMIENTA?

Consideremos cuatro lados de cada Cruz, que luego desplazaremos a todas las otras posibles posiciones en un giro, lo que irá formando paulatinamente una espiral.

En el centro de la Cruz Espiral Todoabarcante nos colocaremos nosotros mismos, considerando la totalidad funcional de nuestro ser.

En los extremos del primer nivel colocaremos los atributos: “Bueno”, “útil”, “justo”, y “bello”. Para considerar, en primera instancia, si nuestra actividad tiene esas características para nosotros mismos.




En los extremos del segundo nivel de la Cruz, colocaremos o consideraremos a nuestros “ancestros”, a nuestros “descendientes”, a nuestros “colaterales” y también a los “desconocidos”. Y entonces revisaremos si nuestras acciones, o alguna acción en particular, resultan buenas, útiles, justas y bellas para nosotros, para nuestros ancestros, para nuestros descendientes, para nuestros colaterales y para los desconocidos.


Al llegar a este punto, antes de continuar, haremos un alto para insertar toda una serie de aclaraciones que ya en la práctica resultarán de utilidad para el uso de esta herramienta.

La palabra ancestros incluye a padres, abuelos, tíos, bisabuelos, todos nuestros antecesores en el  árbol genealógico y también a quienes, desde el ámbito histórico social y cultural, podrían considerarse nuestros antepasados.

La palabra descendientes, abarca a nuestros hijos, sobrinos, nietos, bisnietos y también al conjunto de las generaciones venideras de la humanidad.

La palabra colaterales puede incluir al cónyuge, a la pareja, a los socios de algún proyecto, primos, hermanos, compañeros de trabajo, amigos, simpatizantes, colegas, empleados, jefes, contrincantes, vecinos.

La palabra desconocidos es tan amplia como el concepto mismo de prójimo, opositores, contrincantes, supuestos enemigos y todas las personas que no conocemos. En fin, la humanidad misma.

En este segundo nivel podemos incluir y/o sustituir por sus nombres a cada uno de los seres humanos involucrados con la acción o propuesta de acción que estemos analizando, y así pueda aplicarse a proyectos comerciales, científicos, administrativos, culturales o planes de gobierno. Cada uno de esos casos requerirá de las adecuaciones pertinentes, que deberemos hacer cada uno de nosotros según sean nuestras necesidades.

En el tercer nivel agregamos cuatro elementos, siendo estos: Agua, Tierra, Aire y Fuego (o recurso energético).



En el cuarto nivel se agregan otras cuatro cualidades, pudiendo ser éstas: Respetuoso, Tolerante, Responsable y Fraterno. Una vez más, iniciaremos revisando que efectivamente resulte respetuoso para mi, para mis antepasados, mis descendientes, mis colaterales y los desconocidos; también tolerante, responsable y fraterno para los elementos señalados de los niveles anteriores. Debe correlacionarse cada nivel que vayamos agregando con todos los niveles anteriores.




Cada uno de los niveles de este sistema está formado por conjuntos de cualidades deseables y positivas, que se aplicarán sobre el objeto de análisis.

En cualquier momento podemos adaptar la herramienta a nuestras muy particulares necesidades, por lo que podremos agregar los elementos y cualidades de nuestro específico interés.

El quinto nivel incluye: Ciencia, Arte, Religión y Cultura.



El sexto nivel: Oportuno, Discreto, Saludable y Alegre.



El séptimo nivel: Razonable, Verdadero, Amoroso y Sincero.



El octavo nivel: Sobrio, Armónico, Impecable y Pacífico.
El noveno nivel: Espontáneo, Noble, Puro y Honrado.
El décimo nivel: Prudente, Sencillo, Generoso y Fuerte.
El onceavo nivel: Cortés, Amable, Tierno y Cariñoso.
El doceavo nivel: Fe, Esperanza, Compasión y Caridad.
El treceavo nivel: Cualquier combinación que usted necesite.





Ya he mencionado que cada quien puede hacer las combinaciones que más se ajusten a su gusto, conveniencia o necesidad. Se pueden agregar los elementos de su elección, pero por supuesto es importante no eliminar ninguno de los 48 que han sido propuestos. En los casos de variación por incremento se recomienda no mutilar lo aquí planteado en ninguna de sus partes.

Cuando comience a utilizar este instrumento probablemente le resultará muy tedioso aplicarlo en su totalidad; no se preocupe, insista en su uso aunque sea en forma parcial y continúe insistiendo; tómese el tiempo necesario para hacerlo tan completo como su libre albedrío y su propia energía se lo permita.

Como ejemplo de posible variante decidí plantear un conjunto formado por las cuatro virtudes cardinales de la antigua filosofía griega Aristotélica: Justicia, Fortaleza, Prudencia y Templanza.



Escogí estas virtudes que nos hacen recordar que la aplicación de alguna de ellas, si queremos que sea armónica y nos lleve a buen fin, requiere de las otras tres.

No está de más considerar que la aplicación de la Justicia requiere que se posea la suficiente Fortaleza, en el sentido de que se cuente con la fuerza suficiente para su aplicación, ya que de faltar esta última la aplicación de la primera se limita a ser un postulado, un consejo o una recomendación de buena voluntad.

La virtud Fortaleza requiere, para ser armónica, que vaya acompañada de Justicia,  ya que de lo contrario la aplicación o el ejercicio de la fuerza puede dar lugar a una imposición dictatorial, no deseable o poco justa.

La Prudencia sin Justicia podría ser simple y llanamente conveniencia egoísta. El significado de la Prudencia varía mucho ya que esta virtud especialmente se manifiesta en una relación directamente proporcional al nivel evolutivo alcanzado por el ser que la manifiesta y, por lo tanto, puede variar desde el significado de actuar con precaución convenenciera, hasta el nivel en que signifique la capacidad de comunicarse con el prójimo por medio de un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado; o que nos lleve a actuar respetando la libertad, la vida, las preferencias y las necesidades de los otros. Aunque el significado de Prudencia puede referirse al actuar de forma adecuada, justa y cautelosa. Desde la óptica católica esta virtud es la que hace posible que el ser use la razón para discernir el verdadero bien del mal. Por lo tanto, la Cruz Espiral Todoabarcante (CET) nos ayuda y capacita para que nuestro actuar en la vida sea virtuoso.

La Templanza es esa virtud que, como resultado de un disciplinado esfuerzo, se manifiesta en nuestro ser con las características de refrenamiento y control concientes, que nada tienen que ver con la represión inconsciente, ordinaria y automática de las necesidades del ser. La Templanza nos proporciona el estado de sobriedad conciente, necesario para impulsar nuestro proceso evolutivo. Aunque también puede significar el dominio de la voluntad ordinaria sobre lo que algunos autores denominan como bajos instintos, pues regula la atracción por los placeres y procura el equilibrio y moderación en el uso, explotación y disfrute de los bienes. Sin esta virtuosa cualidad resulta casi imposible beneficiarse del uso de la CET.

Por cierto, en el terreno práctico de nuestras acciones no hay que esperar a poseer estas cuatro virtudes para actuar en consecuencia. Basta con procurar lograr que todos y cada uno de nuestros actos tengan esas cualidades, aunque esas virtudes no se manifiesten habitualmente ni con facilidad en nuestro ser.

A través de la historia se han escrito muchos libros de filosofía que abordan los temas de las virtudes, las emociones y los sentimientos humanos. Lo mismo nos tocará leer ideas y conceptos muy inteligentemente elaborados como también todo lo contrario. En medio de montañas de hojas impresas por muy diferentes autores, con toda seguridad encontraremos muchos escritos que fueron elaborados con sesgos e irracionales deformaciones de la verdad, motivados por el interés de ganar los favores de los grupos de poder en turno, adecuando las palabras a la ideología imperante y fomentando los “ismos” de todo tipo. Aquí propongo el uso de esta herramienta, en una forma libre de todo “ismo”, es decir, libre de toda idea preconcebida que nos haya sido impuesta contra nuestra voluntad por la sociedad, la familia, los fanatismos, la conveniencia o el poder.

Las virtudes, las cualidades, los objetos y los calificativos que utilizamos en la  Cruz Espiral Todoabarcante (CET) pueden tener muchos significados, desde los más superficiales hasta los más profundos. En todos los casos, las características del significado y valoración que se les dé, dependerá del conocimiento, la experiencia y la cultura del individuo que use esta herramienta, así como de su grado o nivel de evolución. Pero sobre todo debería depender de su libertad personal, es decir, del uso de su libre albedrío.

Esta herramienta conlleva la propuesta de buscar sinceramente la Verdad en todos y cada uno de los usos que le demos. Entendiendo que la Verdad es el reflejo fiel de lo Real, sin olvidar que de un mismo hecho real surgen con facilidad varias interpretaciones de la verdad distintas entre si: Mi verdad, la verdad del otro y la verdad social, cuando menos. Por lo tanto, nos aplicaremos a usar los conceptos mas adecuados, de acuerdo a nuestro leal saber y entender, en uso pleno de, lo que personalmente entendemos y consideramos, nuestro libre albedrío. Tenemos el derecho y el deber de generar y nutrir nuestra conciencia moral, es decir, nuestra ética personal, sin imposiciones externas con las que no estemos completamente de acuerdo.

El uso de esta herramienta nos puede ayudar a detectar los vicios y virtudes de nuestro comportamiento habitual. De nosotros dependerá si depositamos la fuerza de nuestra energía en unos o en otros.

Su uso nos puede ayudar a librarnos de nuestros fanatismos y de las ideologías tendenciosas que se han introducido en nuestras mentes tan sutilmente que ni nos dimos cuenta del cómo se fueron integrando a nuestra personalidad.

Las herramientas propuestas en este ensayo podemos usarlas en forma superficial o con una gran intensidad, desde la esencia más interna de nuestro ser. Sé que no faltará quien las utilice en forma sesgada, egoísta y mercantilista, situación que queda fuera de mis posibilidades de control. El uso de la CET está orientada para prepararnos, mientras más veces la utilicemos, para identificar, cultivar, desarrollar y manifestar las virtudes propias del ser humano.

Las virtudes que en el momento actual ya se hayan incorporado a nuestra conducta habitual, requieren ser “ejercitadas” para que logremos que florezcan y se desarrollen en nosotros y no se queden solamente en su estado latente. Las que no poseemos todavía pueden irse adquiriendo en forma amena a través de su descubrimiento y práctica conciente. La CET es una herramienta que sirve para ejercitar el desarrollo de nuestras virtudes a través de la práctica constante y en forma simple, útil, bella, buena y justa.

El uso de la CET y la creación de Círculos Virtuosos, son un excelente medio para lograr estar presentes, aquí y ahora, constantemente durante nuestras vidas ordinarias. Ya que para poder usar estas herramientas resulta indispensable que el practicante esté plenamente conciente, pues esto es requisito para realizar voluntariamente un esfuerzo de conciencia, mismo que genera en nuestro ser una energía fina no ordinaria, que es conocida con diferentes nombres como “poder personal”,  “luz interna” y otros.

Por lo tanto, aún más importante que el resultado externo de nuestras acciones, es el beneficio interno de estar generando energía fina, es decir, una gran cantidad de energía luminosa que nutre, purifica y hace crecer nuestro ser.

Ahora bien, hasta este punto de mi escrito, he dado especial importancia a la aplicación de estos conocimientos en “uno mismo”, porque estoy convencido que toda mejoría que queramos ver en el mundo inicia en nosotros mismos, si deseamos un mundo pacífico, la paz debe nacer, nutrirse y crecer en nuestro interior, que es la parte del universo sobre la cual tenemos directa injerencia y un real poder de acción.

Ya vimos por qué se llama Cruz y Espiral, falta discurrir sobre el calificativo de Todoabarcante. Precisamente esa cualidad llama nuestra atención a los diferentes ámbitos en que todas nuestras acciones tienen un efecto por el muy conocido y simple fenómeno de resonancia.

En efecto, cada una de nuestras acciones provoca reacciones en el universo en que vivimos. Un fenómeno físico que sirve como ejemplo de esta aseveración, consiste en dejar caer una piedra en un lago; ésta provoca ondas visibles en la superficie que parten desde el centro hasta la orilla y esto sucede aunque la piedra no tenga conciencia del acontecimiento que desencadenó. De igual forma todas nuestras manifestaciones como seres humanos tienen repercusión sobre todo el universo, aunque no lleguemos a ser concientes de ello. Es muy probable que nosotros no sepamos cuáles son las consecuencias de nuestro actuar cotidiano en el entorno lejano, pero si nos lo proponemos podemos llegar a saber al menos cuáles son las intenciones de nuestros actos, es decir, podemos saber si nuestra intención fue positiva o negativa.

La vibración benéfica de nuestros actos tiene efectos sobre nosotros mismos y, en forma progresiva, sobre la familia, las amistades, el barrio, la ciudad, el país o nación, el continente, el planeta, el sol, el sistema planetario, la galaxia, el cosmos, lo desconocido, lo incognoscible y la infinitud multidimensional. Por lo tanto el efecto resulta Todoabarcante.









EJERCICIO INTELECTUAL PARA LOS USUARIOS DE LA CRUZ ESPIRAL TODOABARCANTE
a)      Recopilar las definiciones de cada una de las palabras incluidas en los diferentes niveles de esta herramienta, con el fin de dar claridad sobre los significados y esto mejore nuestros elementos de juicio.
b)      Elaborar nuestra propia definición en los casos en que lo consideremos necesario.
c)      Escribir nuestros comentarios y opiniones sobre el tema, con el fin de releerlo un año después para su revaloración.

ÉTICA, MORAL, BUENAS COSTUMBRES Y POSIBLES HERRAMIENTAS DE  MANIPULACIÓN

En nombre del amor al conocimiento, durante muchos siglos, los filósofos se han dedicado a bordar infinidad de conceptos y comentarios en torno y sobre a la ética. Con el paso del tiempo, en nombre del bien, se ha formado un descomunal listado de mandatos morales o mandamientos, que a priori han establecido la bondad de su aplicación y obediencia.

A través de los años se ha producido y acumulado una enorme cantidad de literatura sobre estos temas. Actualmente embarcarse en la tarea de investigar textualmente el significado de Ética, resulta un viaje por el oscurantismo barroco de un mundo plagado de retruécanos intelectuales y, en el caso de la búsqueda del sentido profundo de Moral, encontramos planteamientos e interpretaciones convenencieras y manipuladoras, muy alejadas de lo que podrían haber sido sus originales postulados básicos.

Independientemente de que la Ética se pueda definir etimológicamente como la ciencia de las costumbres, lo que nos interesa es que la Ética estudia la bondad o maldad de los actos humanos. Si la Ética solamente fuera la ciencia de las costumbres, entonces sería la encargada de estudiar al ser humano adormecido en los hábitos, rutinas y el automatismo social.

En la búsqueda del bien común, del bien social, se pueden generar normas morales que sirvan para regir la interacción de los diferentes grupos sociales. La sociedad en su conjunto ha generado una serie de normas que, a fuerza de su repetición, se han hecho costumbre y de ahí se han generado normas jurídicas o leyes.

Para que la norma jurídica o moral se haga cumplir se requiere dotarla de un carácter coercitivo, ya que en muchos casos priva el interés personal sobre el interés colectivo. Si el ser humano estuviera en un nivel mucho más evolucionado, tal vez no se requería adicionarle el carácter coercitivo a las normas morales. Mientras este no sea el caso se dotará de fuerza a la norma a través de su coercitividad. 

El grave problema ético-moral de la sociedad actual se gestó y creció paulatinamente conforme las normas fueron manipuladas en forma inmoral por los grupos de poder y sus cómplices intelectuales, para responder a los poderosos intereses creados.

Es conveniente tomar en cuenta que lo que fue útil, bueno y justo hace siglos, puede ya no serlo en el presente. El desarrollo de la sociedad y la evolución del ser son procesos dinámicos que van cambiando con el tiempo, por lo tanto, la percepción humana de lo que es ético puede variar hasta el grado de volver inoperantes o anacrónicas algunas normas sociales, jurídicas o las ideas, antes generalmente aceptadas. El miedo al cambio y a la innovación, además de los intereses creados, son fuerzas que se oponen a la evolución de las ideas, las normas y la ética misma.

Para constatar por nosotros mismos la auténtica conveniencia social de cualquier norma moral o jurídica, es necesario revisar que sea útil, justa y buena, tanto para nosotros como individuos, como para nuestros semejantes y todo el entorno, desde el aquí y ahora.

Cuando un nuevo ser nace se agrega al entorno social. Invariablemente, desde sus primeros meses de edad queda bajo la influencia de las normas morales aceptadas por su entorno, y éstas penetran el siquismo de la persona desde la primera infancia a través de los consejos y de la educación para la convivencia ordenada, que incluye prohibiciones y recompensas; lo que a la postre determina la futura conducta del individuo. Estas normas son impuestas por la presión sociofamiliar y aceptadas conciente e inconscientemente por cada uno de nosotros.

Con el tiempo y el crecimiento biológico de la persona, al llegar a la adolescencia, afortunadamente, se presenta la necesidad de libertad y esto provoca un proceso de colisión de normas morales; entonces el adolescente vive el enfrentamiento originado por la diversidad de sistemas morales que conviven en la sociedad moderna globalizada, para finalmente ser obligado a adaptarse a la moral particular de su ámbito cultural.

 Si ejerciéramos libremente la posibilidad de elegir, conformaríamos concientemente nuestra propia escala de valores, tomando lo que nos pareciera más conveniente; esto modificaría en su oportunidad, los valores impuestos socialmente para armonizar las áreas del ser, el deber ser y la libre autorrealización. Eso no sucede así y, por la fuerza de la costumbre, finalmente se continúa hasta el final de la vida con los rutinarios puntos de vista y las habituales reacciones emocionales.

El conjunto conformado por la ética manipulada y las buenas costumbres, si bien tiene un carácter positivo para mantener, mal que bien, la operatividad de la vida “común y corriente” en sociedad, se convierte en una tenebrosa fuerza negativa para los valientes seres humanos que pretenden evolucionar, ya que se requiere iniciar una lucha interior que rompa la mecanicidad de las rutinas que los mantienen adormecidos, para dar origen a una auténtica y sana conciencia moral.

Además, no es posible determinar una moral general o universal, ya que existen muchos factores cambiantes que influyen en la dinámica de lo que se considera humanamente moral; sería difícil generalizar la aplicación de una misma norma en ambientes culturales diversos, producto de experiencias distintas. Por lo tanto, diversos autores han creado algunos conceptos como el de  “Paisajes Morales” que hace referencia a ambientes completamente diversos, como por ejemplo el tratamiento de los esquimales hacia las personas ancianas, o a los visitantes. Y también habrá que tomar en cuenta conceptos como el de “Morales Particulares” que nos permiten apreciar con facilidad la imposibilidad de crear una sola moral aplicable en forma universal.

MORALES PARTICULARES

Son aquéllas que operan dentro de un mismo ámbito cultural específico. Sus reglas sólo tienen validez para una parte del grupo social total. Ejemplo de ello es la ética profesional del médico, el profesor, el militar, el comunicador social, el banquero prestamista, el funcionario, el ingeniero, el comerciante, etc., que tienen como principio moral general el de “hacer cada uno su oficio lo mejor que pueda”. Quien transgrede las reglas de la ética profesional lesiona no sólo su propia reputación sino la de toda la profesión.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Existen y han existido diversas disciplinas que muestran las técnicas para que el ser humano evolucione hacia un estado acrecentado de conciencia, que le permitan expandir las posibilidades de percepción de su realidad y la del universo; que lo lleven hacia lo que supone que sea la grandeza del espíritu o alma. Sobre esos conocimientos podemos leer infinidad de textos antiguos y modernos.

El conocimiento del cómo lograr el crecimiento espiritual y la ampliación de la conciencia no ordinaria, puede ser leído en muchas y distintas fuentes, cada una con sus matices individuales.

Sin embargo, son muy pocos los seres humanos que logran beneficiarse de esos conocimientos. Una de las principales causas de ello, radica en la incapacidad del ser humano para llevar a la práctica ese conocimiento durante mucho tiempo y con la intensidad y dedicación necesarias; es decir, no existe la capacidad para realizar y sostener los esfuerzos requeridos porque la gigantesca fuerza del automatismo, los hábitos y la rutina, lo obliga a olvidar o posponer para otro día cualquier esfuerzo conciente.

Esa fuerza del automatismo, que resulta positiva para mantener el equilibrio de la sociedad dentro de los límites de la psicopatología de la normalidad, deviene tenebrosamente negativa para los seres que se quieren liberar de su mecanicidad. Esta fuerza aplastante ejerce tal presión sobre el ser humano que da forma y funcionalidad al molde energético de todos los seres para establecer y sostener la coherencia social y normal. Al resultado de estas presiones sobre las fibras luminosas del ser humano se le conoce con el novedoso concepto acuñado por Carlos Castaneda como “la Forma Humana”.

Avanzar en el camino del crecimiento evolutivo requiere que nos auto obliguemos concientemente a abandonar nuestros hábitos, rutinas y costumbres. Si alguien logra liberarse de esa horrenda presión energética, el cambio en la conformación de su cuerpo luminoso es tan drástico que puede poner en riesgo la salud del cuerpo físico si este no está en muy buen estado de salud y en una buena condición física, que le permita resistir el trauma energético que implica una transformación de tan enorme magnitud en la conformación de su molde energético.

En este punto de la triste realidad energética en que está sumida la condición humana, y tú mismo, bajo una presión tan poderosa, resulta evidente que se requiere de un impulso externo, cuando se haya agotado la energía interna que nos debería motivar a seguir esforzándonos en el camino del progreso evolutivo.

Ese impulso externo podría provenir de un grupo de personas con las que nos hayamos comprometido para que nos estimulen cuando nosotros estemos decayendo, estableciendo un compromiso de reciprocidad para que nosotros los impulsemos a ellos, cuando podamos y coincidamos geográficamente con que ellos, en el momento en que estén perdiendo la energía que los motiva e impulsa a sostener  los esfuerzos concientes.

Y ¿dónde se encuentra ese grupo? La respuesta es: Probablemente no existe y tú tienes que crearlo. Por lo pronto, si lo consideras conveniente, puedes ponerte en contacto con el autor de esta obra escribiendo a los correos electrónicos:
evolución@drzurita.com

doc.zurita@gmail.com

Así que, si te interesa, tienes que generar un círculo virtuoso, que a su vez genere más círculos virtuosos que impulsen la oportuna retroalimentación; cuidando que las acciones emprendidas no terminen generando o potenciando algún círculo vicioso. Cuando surjan dudas sobre lo que estés haciendo contra las rutinas y te desagrade el olvido de tus aspiraciones de crecimiento conciente, aplica la herramienta que hemos denominado CET.

Dirige tu actividad vital hacia la generación y sostenimiento de círculos virtuosos y la aplicación valorativa de la Cruz Espiral Todoabarcante, esto requiere de forma indispensable que se realicen esfuerzos concientes desde el interior de nuestro ser. Se necesita la activación, crecimiento y fortalecimiento de nuestras actualmente limitadas posibilidades concientes. Cada esfuerzo conciente que realicemos producirá en nuestro ser la energía fina, que nutrirá la generación del cuerpo astral.

Al hacerlo constantemente despertaremos paulatinamente del marasmo adormecedor en que nos tiene sumergidos nuestra abigarrada colección de hábitos y rutinas.

De cualquier manera, quedarnos en la inmovilidad no es opción:  ¡¡ALGO HAY QUE HACER!! Es decir, algo tienes que hacer, algo tengo que hacer.

No debemos quedarnos esperando que venga un “mesías”, el “supergurú”, o el “nagual benefactor” ni alguno de nuestros personajes de fantasía, para que se haga cargo de nuestro mejoramiento interior y de nuestro crecimiento energético.

Mientras se te aparece milagrosamente “el maestro”, trabaja en la higiene de tus pensamientos, de tus emociones y dedica  mucho tiempo al respetuoso cuidado de tu cuerpo físico. Mientras esperas el milagro, procura convertir en tu principal diversión el rompimiento de tus hábitos y rutinas, tanto las emocionales como las mentales, las físicas y las de cualquier tipo que detectes en tu ser. Te puedes apoyar en las ideas de lo que he llamado “Arquitectura Sináptica”, cuya explicación viene en el siguiente capítulo.

Si no puedes hacerlo, tu otra opción será la de esperar cómodamente y sin hacer nada, la llegada de tu inevitable encuentro con la muerte. Pero además, después de todas las dificultades enumeradas, recuerda que no tienes ninguna garantía de que finalmente lograrás mejorar tu nivel energético, tu nivel de conciencia, aunque te esfuerces con toda la energía de tu ser, ya que lo único que si está garantizado para todo ser vivo, es la muerte.


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