CAPÍTULO V
ARQUITECTURA
SINÁPTICA
Considerando
que la arquitectura es el arte de la proyección y la construcción, y sinapsis
es la conexión entre neuronas para la transmisión de los impulsos neurológicos,
entiendo por arquitectura sináptica: El arte de planificar y construir
conexiones entre las neuronas para el uso especializado de algunos fenómenos
neurofisiológicos, relacionados a la conciencia; proceso caracterizado por la
manipulación conciente de los neurotransmisores de memoria.
Cuando
la conexión sináptica de las neuronas llega al córtex cerebral se establece la
posibilidad de hacer conciente la información, interpretación, rememoración y
reutilización de los impulsos electroquímicos, que en algún momento han sido grabados
en los neurotransmisores de memoria.
La calidad
de la red sináptica es única en cada individuo y, aunque la herencia juega un
importante papel, está influenciada principalmente por lo que aprendemos y que
va quedando grabado en nuestra memoria. Ésta finalmente determina nuestras
reacciones inconscientes y la mecanicidad de nuestros procesos concientes
durante toda nuestra existencia.
Como
dije, la calidad de nuestra red sináptica está determinada por lo que
aprendemos, de ahí la importancia de reaprender nuevas formas de enfrentar
emocionalmente los estímulos diarios de la vida cotidiana. Hay que escoger
cuidadosamente la calidad, la forma y la orientación del conocimiento que
elegimos estudiar para tal fin.
Aprender
a manipular concientemente nuestros neurotransmisores de memoria nos abre un
infinito universo de posibilidades para lograr la higiene emocional. La
estructura de nuestras conexiones sinápticas es, normalmente, resultado del
azar; comenzar a darle la dirección deseada es la base para impulsar nuestro
desarrollo evolutivo.
Las dendritas de cada neurona tienen la capacidad de establecer
nuevas sinapsis y recomponer o crear nuevos circuitos neuronales. Aunque esto
acontece en forma automática, afortunadamente existe la posibilidad de influir
o manipular concientemente estos procesos.
Aprovechando las ya conocidas características de las sinapsis, que tienen gran plasticidad y se
transforman o cambian dependiendo de las señales que reciben, las propiedades
de transformación y transmisión de los tejidos nerviosos involucrados dependen
primariamente del acoplamiento sináptico y pueden generar cambios de acuerdo al
medio bioquímico de la matriz extracelular.
Recordemos
las enormes posibilidades funcionales de cada conexión sináptica, luego tomemos
en cuenta que el número de éstas es mucho mayor que el número de neuronas del
cerebro y cada sinapsis puede ser considerada como una unidad anatómica y
funcional completa. A partir de este conocimiento podemos darnos una idea de
todas las posibilidades neurológicas que nunca llegamos a utilizar.
Una de las técnicas que utilizamos para direccionar concientemente
la actividad neuronal en el sentido deseado la llamamos “hacer la pregunta adecuada” o también “lanza tu pregunta al universo”.
LANZA TU PREGUNTA
AL UNIVERSO
Toda
pregunta tiene una respuesta.
Toda
pregunta hecha al universo recibe respuesta.
Toda
pregunta hecha al universo desde la totalidad de nuestro ser recibe respuesta
del universo.
Al
plantear tu pregunta con intensidad emocional e intelectual, por el simple
hecho de preguntar se formará una especial arquitectura sináptica en tu cerebro,
que corresponde a un sistema de búsqueda de la respuesta más adecuada. Tu funcionamiento
neuronal rastreará y localizará todos los neurotransmisores de memoria que
guarden información útil para la obtención de la respuesta y creará nuevos
neurotransmisores de memoria que, una vez implantados en nuestro sistema,
continuarán buscando la información útil para ese fin. Una vez que hemos creado
voluntariamente estos estímulos bioeléctricos en nuestra memoria, éstos seguirán
trabajando en forma mecánica y automática, buscando la respuesta a la pregunta,
simultánea e independientemente de nuestro flujo habitual de pensamientos.
La
búsqueda, que en forma automática realizan nuestras neuronas mientras están
estimuladas por una pregunta, se detiene cuando se encuentra una respuesta que
satisface nuestra curiosidad.
Hay que tener cuidado contra el tipo de
pensamientos capaces de paralizar o detener la curiosidad. Pensamientos como
“no tiene respuesta”, “nadie lo puede saber” o es “imposible saberlo”; deben
evitarse porque resultan adormecedores de la conciencia y tóxicos en cualquier
proceso de búsqueda.
La
pregunta adecuada es una herramienta imprescindible en los procesos de
investigación.
Un
mecanismo útil en la investigación radica en preguntarse si la respuesta que
encontramos:
a)
Es la correcta y definitiva.
b)
Solamente forma parte de la totalidad de la respuesta.
c)
Es incorrecta.
d)
Puede ser parcialmente correcta y parcialmente errónea.
e)
Puede ser la adecuada momentáneamente.
f)
Es solamente una de mis ideas fijas.
Mantener
viva la pregunta con suficiente intensidad nos da la posibilidad de seguir
encontrando respuestas o ampliando los hallazgos sobre el tema y, para ampliar
los rangos de nuestras posibilidades cognitivas, resulta de utilidad plantearse
nuevamente otras preguntas como:
a)
¿Qué tan real y tan cierta es la respuesta que encontré?
b)
¿Qué otras partes de la respuesta he pasado por alto?
c)
¿Qué partes de la respuesta pueden ser ciertas o falsas?
d)
¿La respuesta encontrada es válida en el tiempo pasado, presente y futuro? ¿O
puede tener variaciones?
e)
¿La respuesta obtenida ya la sabía y solamente corresponde a mis ideas fijas
y/o prejuicios?
Y
cuando surge la duda de si la respuesta encontrada es solamente un producto de
mi imaginación, simplemente hay que sostener la pregunta con suficiente
vehemencia, repreguntando y variando los ángulos de la pregunta, tanto como sea
posible. De cualquier modo, debemos recordar que la imaginación creativa ha
jugado un importante papel en el avance de la ciencia. La creatividad puede
tener como impulso la curiosidad, el ingenio y la imaginación.
La
respuesta encontrada puede ser resultado de la imaginación, como una
posibilidad entre muchas otras, pero no debemos percibir los resultados de la
imaginación como si siempre carecieran de validez, en todo caso, el resultado
obtenido debe ser confrontado con la realidad para probar o refutar su
veracidad, tan científicamente como sea posible.
Cuando
mi hija María Esther era estudiante de la carrera de medicina en el año 2006,
me preguntó al leer los párrafos anteriores: ¿Qué acaso no estás preguntándote
a ti mismo en realidad?, ¿Para que darle ese toque mágico-religioso de preguntarle al universo?
Interesante
cuestión, pero el planteamiento es otro. El concepto de Universo que cada uno de nosotros tenemos nos hace pensar en la
inmensidad tanto de lo conocido como de lo que todavía desconocemos. Precisamente
dentro de nosotros está incluido TODO
lo que concebimos que es el universo y también la infinitud de lo que sabemos
que desconocemos.
Nuestra
percepción de la realidad depende precisamente de nuestras capacidades
perceptuales, tanto a través de nuestros sentidos como de las posibilidades
tecnológicas que hacen posible que percibamos más allá de nuestras limitaciones
fisiológicas. Pero siempre la realidad, para cada uno de nosotros, depende de
lo que percibimos y/o entendemos como real. Sabemos que la realidad del
universo es mucho más grande que nuestra capacidad perceptual, por eso es que
la pregunta se lanza al universo, para rebasar la automática limitación de
nuestros alcances.
Cuando
alguien siente que hay un fuerte sentido religioso en el hecho de lanzar una
pregunta al universo, es resultado de su visión, no de que yo pretenda evocar
ideas religiosas al tratar de ampliar los horizontes posibles de la pregunta. Y
si siente que hay un contendido mágico es resultado de lo que su mente concibe
como mágico, no de mi planteamiento. Las preguntas que se ha formulado el ser
humano a través de la historia han sido los detonadores iniciales de los avances
de la ciencia.
La
vía por la que nos llega la respuesta a nuestra pregunta tiene un sinfín de modalidades distintas. Es evidente
que no sólo se trata de una misteriosa voz interna. La respuesta puede
presentarse por sincronía causal a través de los más insólitos medios.
La
respuesta se vuelve incomprensible (invisible) cuando se ha olvidado la pregunta,
es decir, la respuesta carece de significado si no se articula con la pregunta.
Hay respuestas que tardan mucho en llegar y otras son rápidas; en este sentido,
la oportunidad y utilidad de la respuesta depende de que siga vigente la
curiosidad que dio origen a la pregunta, de lo contrario, la respuesta puede
pasar desapercibida.
¿QUÉ TIENE QUE
VER LA PREGUNTA CON LA ARQUITECTURA
SINÁPTICA?
La
pregunta establece el motor motivacional para que nuestras neuronas busquen la
información correspondiente a la respuesta, y así se establecen nuevas
conexiones sinápticas en el sentido que marca la pregunta planteada.
En
este texto utilizo conceptos que se usan cotidianamente por todos nosotros y
mencionados en los libros por centenares de autores, como son: El libre albedrío,
el perdón, la gratitud o el amor; palabras que, a pesar de haber sido estudiadas
ampliamente por diferentes escritores y filósofos durante siglos, no nos
ofrecen en la actualidad una definición lo suficientemente precisa como para
considerar que ya no sea necesario estudiar, explicar, desarrollar o mejorar el
significado que se les atribuye.
El
correcto uso y significado de las palabras nos ayuda a construir una nueva
arquitectura sináptica más sana, al eliminar la confusión y los errores de
interpretación de lo que hemos percibido y conceptualizado del universo que nos
rodea.
Aunque
alguien pueda tener la falsa impresión de que ya lo sabe todo respecto al
perdón, la gratitud o el amor, aquí planteo un uso actualizado a los conceptos.
Todos sabemos, por usarlas a diario, de la existencia de las puertas, las
ventanas, las paredes, los techos y fachadas de las construcciones, pero
siempre encontraremos diferentes arreglos arquitectónicos en una innumerable
serie de manifestaciones creativas distintas. De igual manera, pretendo darle
un uso más preciso, sano y creativo al perdón la gratitud y el amor para
construir dentro de cada uno de nosotros la estructura psicoemocional y/o
espiritual más bella, útil y justa, de acuerdo a nuestros gustos y tendencias.
NEUROTRANSMISORES
DE MEMORIA (NTM)
Así
como ha sido posible en el pasado predecir matemáticamente la existencia de
algunos planetas, basados únicamente en la observación de las influencias que
ejercen sobre otros cuerpos celestes; de la misma manera predigo la existencia
de Neurotransmisores de Memoria (NTM),
cuya existencia no está comprobada físicamente pero sostengo que existen, por
todas las funciones que son observables dentro del neurofuncionamiento de los
seres humanos, sobretodo por el papel que juegan en el almacenamiento de la
memoria. Estos neurotransmisores de memoria son el vehículo por medio del cual
la memoria se almacena a través de cambios bioeléctricos y bioquímicos en el
cerebro, como consecuencia de los
estímulos internos y externos percibidos.
Actualmente
existen muchas incógnitas respecto al mecanismo a través del cual se almacenan
los datos que conforman la memoria.
La
información que fue grabada en los NTM por mecanismos bioelectroquímicos puede
ser recuperada voluntariamente, es decir, recordada cuando el NTM entra en contacto
con alguna neurona que tenga conexión sináptica con el Córtex Cerebral.
ALGUNAS
FUNCIONES DE LOS NEUROTRANSMISORES DE MEMORIA
Los
neurotransmisores de memoria se activan, al igual que otros neurotransmisores,
con un estímulo electrobioquímico que la neurona reconoce por su muy específica
vibración eléctrica; la cual hace que todos los neurotransmisores de memoria
asociados a ese tipo de impulso electroquímico se activen, lo que produce a su
vez, una serie en cadena de “recuperación de memorias asociadas”.
Estos
impulsos neurológicos provocan, por excitación bioelectrica y bioquímica, la
recuperación de las memorias asociadas que fueron guardadas automáticamente.
Por lo que las asociaciones nemotécnicas que se realizaron de manera
instantánea en el momento de su implantación en la memoria, surgen como
recuerdos asociados en cuanto el estimulo neurológico específico es activado,
conciente o inconscientemente.
En
forma constante y automática, los neurotransmisores de memoria van registrando
toda la información sobre el universo que nos rodea. Ésta sirve de base para el
aprendizaje y la adquisición de experiencia, indispensables para la sobrevivencia.
Las
señales externas de peligro producen un tipo de neurotransmisores de memoria
que se ligan, por afinidad bioeléctrica, a la estimulación de los
neurotransmisores que generan la energía necesaria para la huida, la pelea o la
defensa; como es el caso de la norepinefrina que prepara a todo el organismo
para el inminente suceso; al mismo tiempo, se liga a la secreción de adrenalina
que provoca los cambios fisiológicos que el cuerpo necesita para enfrentar esas
situaciones. En forma simultanea a estos procesos, también quedan asociados NTM
de miedo y/o de coraje, que activan las funciones psicoemotivas del valor y la
agresividad, necesarias para la lucha por la sobrevivencia.
Así
vamos aprendiendo, por necesidad natural, a ser agresivos, violentos y
corajudos, en un proceso aparejado al instinto de sobrevivencia. La
agresividad, la violencia y el coraje no son “malos” en su esencia sino que son
recursos del ser humano para la conservación de la vida y la especie. Tales
conductas son herramientas para la sobrevivencia, que el ser humano aprende
ante las primigenias experiencias de contacto con los elementos y situaciones
hostiles del universo que le rodean.
Los
NTM funcionan automáticamente a una gran velocidad, provocando las instantáneas
reacciones adrenalínicas para las que fueron originalmente diseñados, generando
también la aparición de las reacciones emotivas de miedo, agresividad o
coraje; así vamos aprendiendo a
reaccionar rápidamente ante los estímulos externos que nuestra memoria automática
reconoce como hostiles o peligrosos.
La
agresividad, el miedo y el coraje son útiles, benéficos y necesarios para el
ser humano. Pero, en algún momento de nuestra vida, estos recursos se vuelven
en nuestra contra y se convierten en conductas negativas, cuando se sobre reacciona
y se pierde el control para lo que debió haber sido su correcta aplicación en
los momentos adecuados.
Los
problemas surgen cuando estas conductas son manifestadas fuera de contexto, es
decir, cuando sobre reaccionamos ante una situación dada, con coraje, miedo o
agresividad exageradas; ya que, por el mismo mecanismo de defensa, los seres
que nos perciben dispuestos a la pelea, se preparan en reciprocidad para el combate,
por lo que resulta muy fácil iniciar un innecesario enfrentamiento, que puede
ser físico, intelectual, o simplemente verbal.
Por
si todo esto no fuera demasiado, inmediatamente después entran en escena toda
la miríada de pensamientos, creencias, e ideas que nos llevan a sentirnos
ofendidos por las agresiones, generando odios y rencores que propician la
formación de desagradables círculos viciosos.
Con
este proceso de adquisición de conocimiento y maduración azarosa del ser se van
imprimiendo en los neurotransmisores de memoria, experiencias tanto útiles y
benéficas como otras perjudiciales y dañinas.
EL PERDÓN Y LOS
NEUROTRANSMISORES DE MEMORIA
El
perdón tiene la capacidad de desactivar los efectos negativos y desagradables
de la información grabada en los neurotransmisores de memoria. Si aprendemos a
perdonar, introducimos una enorme modificación en nuestra arquitectura
sináptica. Aprender voluntariamente a perdonar es un ejemplo de la manipulación conciente de neurotransmisores
de memoria.
Cada
vez que recordamos un evento agradable o desagradable, lo revivimos. Esta
expresión de revivirlos es literal, ya que, con mayor o menor intensidad,
volvemos a experimentar la experiencia electroquímica en nuestro organismo. Nuevamente
volvemos a generar la misma cascada hormonal y/o neuropeptídica que estuvo
presente en ese instante evocado.
Este
fenómeno neurológico puede ser utilizado para volver a experimentar, en el
momento presente, el placer o el disgusto de acontecimientos del pasado. Este
mecanismo puede ser dirigido para remplazar a voluntad estados bioquímicos
saludables, en lugar de indeseables y automáticos estados enfermizos.
La
gran ventaja que nos ofrecen los neurotransmisores de memoria es que la
información grabada en ellos puede ser modificada, es decir, podemos manipular
los datos que contienen, de tal manera que nos resulten de utilidad. Por
ejemplo, se pueden “limpiar” los juicios malsanos que asociamos a sucesos
desagradables o traumáticos, sustituyéndolos y/o agregando ideas y pensamientos
positivos o sanadores. Aunque también la manipulación puede dirigirse en forma
negativa, como por ejemplo al implantar falsos recuerdos o al evocar
irresponsablemente eventos desagradables sin ofrecer solución, ya que esto
solamente retraumatiza a la persona.
Resulta
muy útil tomar en cuenta que nuestros puntos de vista, respecto a los
acontecimientos que vivimos en el momento presente, matizarán todo el proceso
de memorización y definirán totalmente el cómo van a ser recordados posteriormente.
Es muy importante entrenarnos en la manipulación conciente, aquí y ahora, de nuestros procesos
valorativos para minimizar futuros efectos negativos de nuestras vivencias y
maximizar los efectos positivos de las mismas.
MANIPULACIÓN
DE LOS NEUROTRANSMISORES DE MEMORIA
Su
manipulación ¿Para qué?... Para mejorar el pasado, el presente y el futuro.
Claro, mi pasado, mi presente y mi futuro. El pasado registrado en los NTM
tiene la cualidad de hacerse presente, aquí y ahora, a través de la evocación.
Normalmente
percibimos un universo dual, es decir, con un lado positivo y otro negativo.
Mientras nos mantenemos en ese nivel de percepción actuamos, vivimos, percibimos
mecánicamente, justamente en la forma automática de que ha sido dotada por la
neurofisiología y que es necesaria para sobrevivir como uno más de los seres
vivos sobre este planeta.
Deberíamos
aprender a percibir el universo como el resultado de tres o más fuerzas, no
nada más restringirnos a reconocer la dualidad.
Hay
que recordar que todo proceso o fenómeno existente en nuestro universo está
regido por tres fuerzas o vectores (positivos, negativos y neutralizantes), que
operan tanto en el área de la física y la química como del comportamiento
humano.
Esta
facultad que casi nunca utilizamos y normalmente desperdiciamos, pero que
potencialmente siempre tendremos a nuestra disposición, en el área del
comportamiento humano está representada por la conciencia o el libre albedrío.
El uso en plena voluntad de esta tercera
fuerza, la neutralizante, impregna de conciencia nuestro ser, nuestra vida
completa y es importante entender que solamente podemos hacerlo si realizamos
lo que hemos descrito como esfuerzo
conciente.
Un
esfuerzo conciente hace la diferencia entre la mecanicidad de nuestras vidas y
una forma lúcida de vivir y percibir el universo. Hace posible el darnos cuenta
de todo aquello que, aun estando ahí, nos pasaba desapercibido como si fuera
invisible, ya que es realmente invisible para nosotros, si no le ponemos la
atención suficiente para percibirlo, aunque todo el tiempo haya sido totalmente
perceptible.
Un
poder con el que nacemos es el de “poder
hacer el esfuerzo de estar concientes”. No nacemos con el poder de estar
conscientes todo el tiempo. No nacemos concientes en forma automática. El estar
conciente es una acción completamente voluntaria que requiere, para darse, el
uso de la tercera fuerza que hemos mencionado.
Tú
no tienes control sobre la dirección de tus pensamientos; pues los
neurotransmisores de memoria, con su capacidad de asociación, viajan
automáticamente en todas las direcciones posibles de tu red sináptica a una
velocidad extraordinaria. Sobre lo que puedes ejercer control es sobre la forma
en que calificas las experiencias que vives y que viviste, utilizando tu
conciencia (el libre albedrío, la tercera fuerza) para desactivar lo negativo y
dar fuerza a lo positivo.
Usemos
un ejemplo teórico: Si perdonas desactivas los efectos más negativos de un
evento. Sin embargo, queda grabado en la memoria lo te previene sobre la
posibilidad de que un suceso similar te dañe nuevamente. Además, al rememorar
por evocación conciente, puedes agregarle a los neurotransmisores la información
que te convenga, correlacionada con la experiencia en cuestión, en forma completamente
voluntaria, para sanear tu percepción del acontecimiento en forma útil, bella,
sana y justa.
NOTAS SOBRE EL
AUTOMATISMO ORIGINADO POR EL PROCESO NATURAL DE APRENDIZAJE
Durante
el proceso de aprendizaje del ser humano, al conocer por primera vez una espina
se forma un neurotransmisor de memoria que guarda el conocimiento de la forma,
del aroma, del ruido, del tacto, del tamaño, etc., así como de su capacidad
para pincharnos el dedo y provocar el dolor y la lesión correspondientes. Esto
genera en conjunto un conocimiento que resulta indispensable para la
sobrevivencia y lo va capacitando para saber cuándo, cómo y de qué protegerse
eficientemente.
Lo
que llamamos el inconsciente, ha grabado automáticamente mucha información
sobre conocimientos necesarios para convivir en sociedad y sobrevivir en el
medio ambiente que nos haya tocado en suerte. Es una obligada y conveniente
forma de protección que también puede llegar a ser perjudicial, pues en muchos
casos termina limitando nuestras posibilidades de bienestar emocional e
intelectual. Por lo tanto, es muy conveniente encontrar el mecanismo para
liberarnos de los ocasionales efectos perjudiciales.
Como
caso ilustrativo imaginemos que una persona con una verruga en la nariz nos
hizo algún daño precisamente la primera vez que conocimos la existencia de una
verruga en una nariz. Durante el proceso de aprendizaje, la verruga quedó
asociada con la memoria de los daños recibidos y con el malestar que esto
ocasionó, y relacionada también, con los pensamientos inmediatos posteriores
referentes a la injusticia cometida en nuestra contra y con los que indican la
necesidad de impedir que eventos como estos nos vuelvan a suceder; así como las
acciones que debemos emprender para evitar que nos vuelva a acontecer. Todo
esto quedó grabado y registrado en Neurotransmisores de Memoria relacionados
con una verruga en la cara de alguien. A su vez dio origen a muchos otros
neurotransmisores con información correlacionada y que se activan con un efecto
en cadena que es utilizado por los procesos asociativos automáticos del
recuerdo.
Cuando
años después tengamos contacto con otra persona que tenga una verruga en la
nariz, aunque sea un ser bueno, gentil, útil, justo y cariñoso, pudiera
acontecer que no nos demos cuenta de sus virtudes porque nuestro sistema natural
de protección, basado en la experiencia adquirida y guardada por la memoria, va
a desencadenar toda una serie de instrucciones para nuestra probable protección,
en las que se incluyen:
·
Reconocimiento
instantáneo de señales de lo que puede potencialmente resultarnos dañino.
·
Evitar
el contacto con esa persona.
- Prepararnos para defendernos a tiempo de su
potencial agresión.
- Desestimular y castigar sus probables
intenciones para evitar que se repita el daño que alguna vez ya sufrimos.
Y
todo esto sucede dentro de nosotros en forma instantánea. Una reacción en cadena
de NTM que fue activada en microsegundos.
Aquí
propongo el ejercicio que consiste en desactivar, mediante un esfuerzo
conciente, los elementos relacionados al odio y la desconfianza, originados por
la persona de la verruga en la nariz, sentimientos que no tienen una base
racional para estar ligados. Con un acto conciente, al revisar nuestras
reacciones automáticas originadas por los recuerdos de sucesos pasados, podemos
inducir nueva información que nos convenza que no todas las personas con esa
característica física serán obligatoriamente dañinas para nosotros.
FUNCIONAMIENTO NEUROANATÓMICO DE LA MEMORIA:
LAS NEURONAS
Las
neuronas son las células nerviosas encargadas de la excitabilidad y la
transmisión de mensajes. Están interconectadas entre ellas por una gigantesca
red neuronal en las que se comunican mediante un espacio llamado sinapsis. Las
neuronas y sus prolongaciones conducen señales eléctricas para transmitir sus
mensajes, éstas son transformadas en señales químicas mediadas por
neurotransmisores. En forma alternada, entre una neurona y otra, la señal
química se transforma en eléctrica y ésta a su vez, se vuelve a transformar en
señal química, proceso que hace posible seguir pasando el mensaje de una
neurona a otra hasta lograr su cometido.
En
términos de memoria, cuando el proceso termina o inicia en la corteza cerebral,
el suceso se puede hacer conciente para la persona, es decir, se vuelve a
recordar voluntariamente cuando se requiera, de lo contrario las sensaciones y
efectos correspondientes al mensaje neuronal se producen en forma automática e
inconsciente.
Al
aprender, la mente codifica cada recuerdo en las redes neuronales, utilizando
los neurotransmisores de memoria. Luego las neuronas se ramifican para crear
nuevos circuitos, formando conexiones sinápticas suplementarias de una vastedad
y complejidad tan grande como el número de cuerpos celestes de una galaxia.
Existen
en el organismo Neurotransmisores de Memoria en los que se graba la información
recibida por el ser humano. En éstos queda grabada la información bajo forma de
señales bioquímicas, las cuales pueden ser recordadas a través de señales
bioeléctricas, con un huella muy específica.
Cada
una de las señales bioeléctricas que viajan por los axones de las neuronas
puede llegar a ser única e inconfundible, como las huellas digitales. Estas
señales provocan reacciones neurológicas específicas, que corresponden a la
activación de procesos químicos intraneuronales, que una vez que producen la
reacción encadenada que conecta con las neuronas de la corteza cerebral, hacen
posible la recuperación de los datos memorizados.
La
memorización ocurre como proceso químico, dejando su impronta en
Neurotransmisores de Memoria y la actividad eléctrica es indispensable para
acceder a la información memorizada.
En
el funcionamiento de la memoria podemos reconocer, a grandes rasgos, cuando
menos cuatro importantes etapas, siendo estas:
a)
La
adquisición de los datos.
b)
El
almacenamiento.
c)
La
recuperación de la información o recuerdo.
d)
El
olvido, que normalmente es un proceso inconsciente, puede ser también resultado
de un proceso conciente.
Si
partimos del supuesto de que los procesos de aprendizaje y memoria ocurren como
procesos eléctricos y químicos dentro del sistema nervioso, para su estudio y
comprensión es conveniente saber que las neuronas y las sinapsis del ser humano
son similares a las de los organismos simples, de tal manera que tanto la
estructura como las funciones responden a los mismos principios generales, lo
que ha simplificado su estudio.
Existe
un mecanismo automático de precaución que se activa como defensa ante los
estímulos nuevos y solamente después de haber aprendido, y comprendido, que no
representaba un peligro para el ser, se desactiva el mecanismo de
autoprotección o defensa. Esto sucede en forma similar tanto en los organismos
simples como en los seres humanos y su estudio es importante para un sano
funcionamiento en lo concerniente al establecimiento de nuestras relaciones con
nuestros congéneres.
EL CÓRTEX CEREBRAL
A la corteza cerebral se
le denomina también simplemente córtex por su nombre en inglés. Es la porción más
externa de la masa cerebral, localizada en la superficie de los hemisferios
cerebrales que cubre las circunvoluciones y dos tercios de su superficie está
incluida en las fisuras. Integra las
funciones mentales del hombre, como son la conciencia y la recuperación de los
recuerdos; también la movilidad general, las funciones viscerales, la
percepción y las reacciones de la conducta.
El
proceso voluntario de recuperación de datos memorizados, se realiza en la
corteza cerebral. Los datos memorizados, grabados en los Neurotransmisores de Memoria,
pueden estar ubicados en cualquier lugar del encéfalo y solamente pueden ser
recuperados voluntariamente si los estímulos bioeléctricos tienen o generan una
conexión sináptica desde la corteza cerebral; de lo contrario, la información
grabada funcionará solamente en el enorme universo interno del inconsciente,
manifestándose a través de nuestro incontrolado automatismo.
NEUROQUÍMICA DEL MIEDO, LA
RISA, LA CALMA Y EL ESTRÉS
La química de la
neurotransmisión es un fascinante campo de estudio que está íntimamente ligado
al conocimiento de los neuropétidos, los neuromoduladores y los neuromediadores.
Con el tiempo, esto se
llegará a conocer con tanto detalle que se hará necesario redefinir todos los
vocablos hasta ahora utilizados para su descripción. Por lo pronto mi interés
esta centrado en comentar que nuestros automáticos estados de ánimo dependen de
la presencia de estas sustancias químicas en nuestro organismo y, a través de
nuestros esfuerzos concientes, es
posible generar o inhibir su producción para modificar los balances
neuroquímicos de nuestro organismo a través de ciertos ejercicios.
El conocimiento de los
procesos neurológicos ha tenido avances monumentales y éstos han abierto la
puerta a un vasto campo de estudio que parece inagotable. Sólo por mencionar un
ejemplo hay que hacer notar que investigaciones de finales del pasado siglo XX
han mostrado que los neuropéptidos llamados oxitocina y vasopresina
son los directamente responsables de las sensaciones de ansiedad o calma.
La oxitocina disminuye el
estrés e incrementa el carácter sociable y la nutrición. Se puede decir que su
papel es inhibitorio de algunos procesos estresantes.
La vasopresina, aumenta la
ansiedad y el miedo. Cuando se activa su señal se producen cambios en el
organismo como son la aceleración del ritmo cardiaco, la presión sanguínea y la
frecuencia respiratoria. Se puede decir que su papel es excitatorio de algunos
procesos químicos, específicamente dentro de la neurona y el sistema nervioso
en general. La oxitocina puede inhibir la actividad de las redes neuronales que
han sido excitadas por la vasopresina.
El estrés es inhibido por el
consumo de plantas que son parte de la cultura popular mexicana; algunas de
estas son: Tila, pasiflora, flor de azahar, tumbavaquero, toronjil y valeriana,
entre muchas otras. Y para el mismo fin, un recurso muy importante que está a
nuestra disposición en forma gratuita, y casi nunca utilizamos durante el
transcurso de la vida diaria, consiste en tomarnos unos segundos o minutos de
relajación de las tensiones físicas, intelectuales y emocionales que, por tranquilizante
evocación, excitan los neurotransmisores de memoria que activan la generación
de oxitocina con el consecuente efecto antiestresante.
Cuando
reímos provocamos la activación del neurotransmisor llamado serotonina; la risa,
además, es saludable ya que provoca que el endotelio de los vasos capilares se
expanda permitiendo un mejor flujo sanguíneo. Y un endotelio sano aunado a la
presencia de la serotonina tiene un poderoso efecto para secretar las
sustancias químicas necesarias para combatir las heridas, las infecciones y la
irritación.
Los
neurotransmisores determinan los estados psicoemotivos, del ser humano. El
cerebro envía señales a todo el organismo a través de la activación de los
neurotransmisores, provocando los cambios físicos y psicoemotivos necesarios
para la sobrevivencia. Una gran ventaja consiste en que, desde el resto del
cuerpo, se pueden enviar los mensajes que provoquen los mismos estímulos en
sentido inverso hacia el cerebro, pudiendo provocar la activación de los
neurotransmisores correspondientes. Este mecanismo nos da la capacidad para
transmitir mensajes de ida y vuelta, es decir, desde las neuronas al resto del
organismo y viceversa.
Uno
de los objetivos de este texto es que el estudioso pueda lograr dilucidar,
sobre una sólida base científica, las fuerzas que impulsan cada uno de sus
actos, actitudes y emociones, para lograr la capacidad de dirigir el curso de
su vida con más claridad y conciencia. Que logre primero la claridad, la
higiene y el fortalecimiento psicoemocional para comprenderse a sí mismo y
luego la sabiduría para comprender a los demás.
ANTIGUAS
TÉCNICAS FÍSICAS CAPACES DE MODIFICAR LA NEUROQUÍMICA DEL PENSAMIENTO Y LOS
ESTADOS DE ÁNIMO
A
través de diferentes etapas de la historia, el hombre ha encontrado actividades
capaces de modificar su estado neuroquímico, en una búsqueda que ha ido desde
el logro del simple bienestar hasta los más sublimes estados de éxtasis y
comprensión acrecentada de la realidad.
Pareciera
que no hay nada nuevo bajo el sol. Por mencionar algunas técnicas cuya
antigüedad se pierde en la lejanía de los tiempos, señalaré la importancia de: Ciertas
danzas rituales; diversos tipos de meditación; hiperventilación; ayunos extremos;
práctica repetitiva de sonidos; algunas artes marciales; autoflagelación; faquirismo
y una miríada más de antiguas y actuales herramientas psicofísicas capaces de
alterar la bioquímica neurológica.
EL USO DE
PLANTAS CON LA CAPACIDAD DE ALTERAR LOS ESTADOS DE CONCIENCIA
Desde
la antigüedad han sido utilizadas diversas plantas capaces de ampliar la
capacidad de los sentidos para percibir muchas otras facetas de la realidad
normalmente imperceptibles; que también pueden provocar momentáneamente una
mayor capacidad de comprensión, pero sin efectos benéficos permanentes.
De
igual manera siempre han existido técnicas que, aprovechando los esfuerzos
concientes del ser humano, lo llevan a permanentes estados ampliados de
conciencia y mayores posibilidades perceptuales de la realidad. Estas técnicas,
basadas en los esfuerzos concientes, representan el arduo y largo camino del
hombre que pretende hacer realidad sus posibilidades evolutivas.
El
camino fácil y artificioso es el consumo de diversos alucinógenos a los que se
les han atribuido calificativos de sacralidad, actualmente llamados enteógenos,
o plantas de poder; recurso instantáneo que, desde mi muy personal punto de
vista, conviene evitar. Usted decida conforme a lo que dicte su libre albedrío.
Es
indudable que algunas conocidas plantas proporcionan una momentánea visión de
las realidades que no estamos capacitados a percibir normalmente. Nos “elevan” el
tiempo suficiente para confirmar que Lo Real es mucho más grande de lo que
podemos percibir como realidad, aunque ese efecto es momentáneo y pasajero. La
posibilidad de ampliar permanentemente la percepción deberá lograrse generando
en nuestro ser una enorme cantidad de energía fina no habitual, a través de los
esfuerzos concientes, a la par de una impecable vida libre de automatismos. Es
un trabajo arduo y difícil, pero vale la pena.
MÁS SOBRE
NEUROTRANSMISORES DE MEMORIA
A
pesar de no haber podido probarlo físicamente, estoy convencido que existen
infinidad de Neurotransmisores de Memoria, suficientes para cada dato que deba
ser grabado. Se crea un NTM especifico para guardar información relativa a los
elementos del universo que nos rodea; por ejemplo, cuando se conoce por primera
vez una rosa roja en su vara, con hojas y espinas: Se crea un neurotransmisor
que guarda la memoria de que es un objeto con pétalos; otro que guarda el
color; otro que graba el aroma; otro que graba el estado psicoemotivo que
acompaña al evento; otro que guarda la información de que tiene espinas; otro de
que las espinas pueden picar; otro de que lo que pica la piel penetra y hace
sangrar; otro para el dolor; y, unidos entre ellos, la información relativa a
la flor y así un cúmulo de información relacionada. Posteriormente, se graban
datos en los Neurotransmisores de Memoria, para aprender a mover la mano de una
forma específica para evitar las lesiones por espinas. La información se graba
en el sistema motriz del aparato musculoesquelético y la práctica repetida la
hace operar como rápido medio de protección automática, sin la mediación de los
lentos procesos mentales; así se llega al dominio automático de las
precauciones necesarias para evitar los estímulos dolorosos, dañinos o
desagradables.
Cuando
una experiencia queda grabada en la memoria incluye todos los elementos correlacionados
e implica a todas las partes del organismo que tengan alguna relación. Es
decir, que la información queda grabada en una serie de Neurotransmisores de
Memoria que afectan la anatomía, la fisiología, los elementos psicoemocionales
y hasta los sutiles elementos bioenergéticos, que pueden ser denominados
también como espirituales.
El
conocimiento inconsciente está constituido, desde el punto de vista bioquímico,
por el conjunto de Neurotransmisores de Memoria que actúan en forma automática
sobre el cuerpo y el psiquismo del ser humano y se caracterizan por no tener
conexión sináptica con el cortex cerebral.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario