lunes, 15 de diciembre de 2014

CAPÍTULO VII.- Energía, materialidad. Tercer Choque Consciente.

CAPÍTULO VII



MATERIALIDAD DIMENSIONAL

LOS DIFERENTES ESTADOS DE LA MATERIA DEPENDEN DE LA VELOCIDAD VIBRATORIA DE LA ENERGÍA. TODO ES ENERGÍA

Durante muchos años imperó la idea de que la materia y la energía estaban formadas por sustancias diferentes. Ahora, por fin, se entiende que todo es energía y que los diferentes estados de la materia, correspondiente a sólidos, líquidos y gases, no son más que distintas manifestaciones de la energía finalmente conformada por átomos, moléculas y campos magnéticos. También, gracias al avance de la neurofisiología, sabemos que la memoria y las funciones mentales tienen existencia bioeléctrica y bioquímica, por lo tanto, podemos afirmar que existe una materialidad de las funciones mentales y emocionales. También nuestra memoria está conformada por cierta disposición de átomos, moléculas e impulsos eléctricos. Existen otras partes del átomo que conforman procesos energéticos tan sutiles que, aun actualmente podrían considerarse como ligados a  funciones del alma o de aquel ámbito que denominan espiritual, que es un constructo hipotético donde el ser humano coloca todos los fenómenos que no alcanza a explicar ni a entender a que tipo de fina materialidad corresponden.

LA SEPARACIÓN ENTRE MENTE, CUERPO Y ALMA ES SOLAMENTE EL RESULTADO DE NUESTRAS LIMITACIONES PERCEPTUALES

Lo anteriormente expuesto nos permite afirmar que en el cuerpo humano la división entre materia, energía y alma, no es más que una hipótesis nada realista, ya que el ser humano está conformado en una unidad integral que incluye cada una de las partes mencionadas. Nuestro ser posee diferentes niveles y manifestaciones de materialidad inextricablemente unidas entre ellas; por lo tanto esta separación de las partes no es más que una ilusión, resultado de nuestra forma habitual de percibir la realidad.

LO QUE SE SABE SOBRE EL ÁTOMO HA IDO CAMBIANDO CON EL TIEMPO Y SEGUIRÁ HACIÉNDOLO

Si la palabra átomo significó originalmente la partícula que ya no podía dividirse, al encontrar que la realidad contradecía esa idea debería haberse cambiado la palabra, pero ya saben ustedes lo poco razonables que son los defensores del status quo. Lo mismo se ha vivido en todos los ámbitos del saber humano. Bueno pues por lo pronto, ahora se dice que un átomo es la unidad más pequeña posible de un elemento químico. El átomo es la manifestación más pequeña de un elemento químico que mantiene las características propias de esa materia. Las moléculas se forman con la unión de varios átomos.

Se supone que el átomo está formado por un conjunto de electrones girando en torno a un núcleo, que a su vez está compuesto por protones y neutrones. También se supone que el número de electrones es igual al número de protones.

Aunque es importante recordar que el núcleo ocupa una región del espacio diez mil veces menor que todo el átomo, sin embargo, casi toda la masa de un átomo está concentrada en su núcleo. Tratemos de imaginar el inmenso espacio existente entre el núcleo y los electrones como si estuviera “vacío” ya que, aunque está libre de partículas, está completamente lleno de la energía de los campos magnéticos que existen en cada uno de los átomos de la materia que concebimos como algo sólido. Por lo tanto, el concepto de vacío no es más que otra ilusión entre muchas. Por lo poco que yo entiendo, el vacío en estrictu sensus: No existe en nuestro universo.

Es importante reconocer que no ha sido posible medir el diámetro de un átomo, menos aún el de su núcleo, pero se ha logrado determinar, en forma aproximada que el diámetro promedio de átomo es de un Angstrom, que es 1 cm x 10 elevado a la menos 8, o sea 0.00000001 cm. Y el diámetro de su núcleo  es de un cm x 10 elevado a la menos 12. Eso nos da una idea de las relativas gigantescas distancias entre las diferentes partículas.

En ese inmenso espacio ausente de masa, que algunos piensan como vacío, existen fuerzas de atracción y repulsión cuya materialidad no ha sido detectada, pero sí sus efectos energéticos; lo interesante es que estas fuerzas están ahí por la presencia de las masas del núcleo y los electrones, es decir, forman una continuidad indisoluble que hace posible la singularidad de sus características químicas y eléctricas. Esto  hace que el vacío sea más un concepto derivado de nuestra percepción que una realidad de ausencia. Porque, ocupando ese aparente espacio vacío, existen campos electromagnéticos que, si tuviéramos los órganos para percibirlos, nos darían la apariencia de membranas tejidas con ondas.

DUALIDAD ONDA-PARTÍCULA

La dualidad onda-corpúsculo, también conocida bajo el nombre de dualidad onda-partícula, hace referencia a una propiedad básica de la mecánica cuántica y consiste en la capacidad de las partículas subatómicas (materia) de comportarse o tener propiedades tanto como de partículas materiales como de ondas (vibración). Es decir, en lenguaje llano, que una misma partícula subatómica puede ser materia o vibración; puede comportarse lo mismo como una cosa así como otra.

La descripción científica de esta propiedad de la materia de manifestarse tanto como partícula así como energía, fue enunciada públicamente por primera vez en el año 1924 por un físico francés de nombre Louis-Victor De Broglie, quien escribió que los electrones presentan características tanto ondulatorias como corpusculares, comportándose de uno u otro modo dependiendo de la especificidad del experimento que se realice. El experimento conocido como “de la doble rendija de Young” es el que en forma más sencilla nos ejemplifica esta doble cualidad.

Para describir esta propiedad de la materia, De Broglie fundamentó su propuesta a partir del efecto fotoeléctrico que había ya sido explicado por Albert Einstein, al explicar que el efecto fotoeléctrico está causado por partículas cuánticas de luz denominados fotones cuya energía depende de su frecuencia de onda. Einstein ya había dicho que en algunos procesos las ondas electromagnéticas que forman la luz se comportan como corpúsculos.

Estas observaciones, con más o menos un siglo de antigüedad,  han permitido entender que existe una continuidad entre la materia y la energía, de tal manera que las formas de energía más sutiles pueden manifestar tanto su apariencia material así como su apariencia vibracional. Las energías más sutiles e imperceptibles para el ser humano son también materia, aunque un estado muy fino de la materia; por lo que la dicotomía establecida entre espíritu y materia solamente refleja la poca visión o la ignorancia de quien lo postula.

Estamos hablando de que el supuesto conocimiento de la realidad objetiva (es decir de lo Real) muchas veces es ilusorio. Para el ser humano la realidad es lo que le consta por experiencia propia y puede afirmar que es cierto; por lo tanto, nuestra realidad se encuentra reducida a los límites de nuestra percepción. Sin embargo existen en el universo que nos rodea, muchos sonidos que no somos capaces de escuchar; colores que no podemos percibir; olores que nos pasan desapercibidos; y, un sin fin de elementos de la naturaleza que son reales, que existen, pero que no estamos capacitados para percibir a través de nuestros sentidos y sólo podemos reconocerlos y cuantificarlos gracias al avance tecnológico que ha puesto a nuestro alcance sofisticados aparatos de medición.

 Por lo que resulta necesario retomar el tema del significado de lo que entendemos como verdad o realidad en otra parte de este texto, para desarrollarlo con la amplitud que merece.

VIBRACIÓN

Las partículas y las ondas que, como manifestación de la energía existen en el universo, tienen una vibración. Todo tiene una vibración. Algunos individuos perciben la energía en una forma muy parecida al sentido de la vista, a estos se les conoce con el nombre de videntes. Existen algunas personas que, después de ejercitarse y generar la energía fina necesaria, pueden percibir la energía como una vibración a través de “sentirla” con otras partes de su cuerpo (distintas a los ojos), es decir, sienten las vibraciones, las reconocen e identifican sus características.

Cuando usted percibe el color de las cosas, su retina está percibiendo la específica vibración que corresponde a ese color. Eso es lo normal.

Además del uso normal de los cinco sentidos, al ser humano no se le han enseñado formas alternativas para llegar a conocer el universo a través de las diferentes vibraciones que de todos los objetos emanan. Pero todos los seres humanos están capacitados para llegar a desarrollar nuevas vías perceptuales para percibir-sentir las vibraciones de los objetos, en lo individual, y el panorama vibracional de un conjunto de objetos reunidos o próximos; pero, por supuesto, esto será posible solamente cuando la persona haya generado en su ser la energía fina suficiente como resultado de sus esfuerzos concientes.

Aprender a distinguir las diferentes vibraciones de cada objeto, es una forma no automática de percibir la energía del universo. Eso nos colocaría en posesión de un conocimiento que nos posibilitaría un manejo más amplio y útil de las energías; es decir, de un más amplio manejo de la energía a partir de percibirla tal como fluye en el universo.

El ser humano en su estado actual de automático desarrollo evolutivo, puede reproducir por evocación conciente cualquier vibración que haya conocido y aprendido. ¿Por qué el homo sapiens puede reproducir las vibraciones? Pues porque el ser humano nace con una capacidad de aprendizaje basada en los Neurotransmisores de Memoria. Todas las vibraciones que va conociendo puede reproducirlas a voluntad, pero también inconscientemente pueden reproducirse en su ser.

Un ejemplo para facilitar la comprensión de este gran instrumento, que siempre hemos tenido y pocas veces lo usamos, pero sobretodo casi nunca usamos conscientemente, puede ser mostrado de la siguiente manera: Si comienzas a recordar momentos tristes de tu vida terminaras estando triste. Si recuerdas momentos felices de tu existencia terminas estando feliz. Es decir, a partir de tu memoria puedes producir todas las vibraciones necesarias para reproducir estados mentales, emocionales y/o físicos. El manejo de la memoria para reproducir voluntariamente vibraciones específicas forma parte de las herramientas que utilizamos para logar lo que llamado manipulación consciente de neurotransmisores de memoria.

LA REALIDAD

Podemos concebir conceptos para describir diferentes tipos de realidad, diferentes grados de realidad y tantas diferentes realidades como dimensiones probables tenga el universo. Podemos filosofar y pensar en las diferencias entre realidad subjetiva, realidad objetiva, realidad experimentable, realidad ideal, realidad virtual y, además en los diferentes grados de realidad que dependen de la calidad, amplitud, intensidad y profundidad de la percepción.  En fin, podríamos ocuparnos durante años en la tarea de deshebrar esa madeja.

Pero, por el momento, lo que haremos será ocuparnos de definirla y encontrar los aspectos prácticos que podemos utilizar para actuar en forma útil sobre esa realidad y específicamente sobre lo que, de acuerdo al sentido común, podría llamarse “nuestra realidad”.

REALIDAD DE UN ACONTECIMIENTO

Si nos abstraemos por un momento del enmarañado mundo de los retruécanos filosóficos y nos concentramos en la elaboración de un ejemplo práctico, que haga más simple y menos complejo lo que queremos transmitir; tenemos que hacerlo refiriéndonos a los aspectos cotidianos de la vida diaria; por lo tanto a partir de este punto del desarrollo de este este escrito, dejaremos establecido que nos estaremos refiriendo a la “realidad de un acontecimiento cualquiera de la vida diaria”.

De un mismo suceso se pueden derivar diferentes categorías descriptivas de la realidad de lo acontecido.

Primero, supondremos que existe un suceso “real” y a partir de éste tomaremos en cuenta que existe una realidad concreta  a la que podemos calificar como “objetiva” porque “es lo que es”, independientemente de cualquier descripción; además de que es una realidad totalmente independiente de la  capacidad perceptual y cognitiva de cualquier posible observador.

Segundo, de ese mismo suceso puede surgir también la existencia de una realidad netamente conceptual, a la que podemos calificar como “personal”, porque es el resultado de nuestra capacidad perceptual y cognitiva. Ésta depende totalmente de nuestros mecanismos de valoración y toda nuestra experiencia previa acumulada que, a pesar de ser resultado de una abstracción, cobra presencia real, existencia material y concreta en el universo, porque logra tener existencia física. Sí, efectivamente, esto se ha hecho posible porque físicamente ya fue memorizada, por lo tanto: existe grabada en nuestros Neurotransmisores de Memoria. Es real en cuanto a que existe dentro del sistema neurológico. Su existencia es real a pesar de que normalmente termina siendo una “realidad” muy distinta a la realidad objetiva, es decir, una descripción de la realidad objetiva, que para el ser que la vivió y la percibió constituye su realidad.

Lo más interesante y útil del conocimiento y comprensión de este hecho radica en la posibilidad práctica de manipular y modificar esa realidad personal a nuestra total conveniencia, lo que da origen a la posibilidad de la manipulación conciente de nuestros neurotransmisores de memoria.

Por lo tanto podemos modificar aquello que nosotros entendemos como el recuerdo real de lo que hemos vivido, acomodando todo a nuestra sana conveniencia. Que finalmente desemboca en la posibilidad de modificar la realidad, es decir: podemos modificar tanto como nos convenga, nuestra realidad personal utilizando una serie de mecanismos específicos muy sencillos.

Tercero, de ese mismo suceso al que nos hemos estado refiriendo puede surgir  también la realidad conceptual y abstracta de los otros, es decir, lo que testigos del mismo acontecimiento consideran como realidad, respecto a un mismo hecho real, puede generar diferentes descripciones por parte de cada una de las personas involucradas.

Cuando se viven fenómenos extraordinarios que violan la rigidez de nuestra estructura lógica, una parte de nuestras funciones automáticas elimina los elementos necesarios para mantener la tranquilidad de nuestras mentes, que pretenden tener resuelta la descripción de nuestro universo, de tal manera que todo lo extraordinario, se puede tornar imperceptible por el procedimiento de su borrado automático.

Por lo tanto, hasta este momento podemos señalar que, a partir de un mismo acontecimiento “verdaderamente real”, pueden surgir tantas diferentes versiones de esa realidad como observadores la hayan percibido. Podemos concluir la lógica existencia de cuando menos:

a) Una realidad a la que llamaremos “objetiva”, externa a la capacidad perceptual y cognitiva del individuo que la observa.

b) Nuestra realidad “personal”, que es una mera descripción que depende de la capacidad perceptual y cognitiva que tenemos como individuos.

c) Una realidad ajena a nosotros, que depende de la capacidad perceptual y cognitiva de los terceros observantes.

SOBRE LA IRREALIDAD DE LO REAL Y LA REALIDAD DE LO QUE FUE IRREAL

La imprecisión descriptiva de lo objetivamente real del universo determina el grado de irrealidad de lo que consideramos como realidad. A partir del reconocimiento de nuestras deficiencias perceptuales, si así lo deseamos,  podemos afirmar que todo lo que conocemos como real es solamente un conjunto de abstracciones ilusorias e interpretaciones relativas.

Sin embargo, esto no justifica ni valida el tipo de afirmaciones que dicen que la realidad no existe y que todo es ilusorio, ya que lo que si es efectivamente un conjunto de ilusiones, es nuestra realidad conceptual, a la que ya he calificado párrafos antes como “personal”; pero no hay que olvidar que, de cualquier manera, la existencia de “lo real” persiste en el universo, independientemente de nosotros.

Por lo tanto, la afirmación que apoyan algunos pensadores de que todo es ilusión, es un abuso conceptual; una opinión sesgada de quien confunde los diferentes niveles de realidad y niega la existencia de lo real; niega la existencia de todo lo que hay en el universo, cuando lo único que en justicia podría negarse sería la exactitud de lo que el ser humano considera como realidad, debido a sus límites y deficiencias perceptuales.

Algo en lo que todos podríamos ponernos de acuerdo es en el hecho de que hasta el momento  el concepto habitual de Realidad no es unívoco.

Después de todo lo anteriormente expuesto, podríamos entender con facilidad que  Realidad es el conjunto de lo que existe en el universo tal cual es percibido por el ser humano y que “lo real” es el conjunto de lo existente en el universo, independientemente de que sea percibido o no por el ser humano.

Lo real y lo irreal conviven tan cercanamente que podríamos llegar a confundir sus fronteras. Para demostrar esquemáticamente esta afirmación propongo el ejemplo de pensar en un mítico Minotauro: El hecho de pensarlo es real, pero lo pensado es irreal.

Esto nos permite saber que una afirmación del tipo “a partir de que piensas en un Minotauro, éste es real porque existe realmente en tu pensamiento” es completamente falsa, es un sofisma porque de lo expresado solamente el pensamiento (como acto de pensar) es real y lo pensado (el minotauro) continúa siendo irreal, abstracto.

Ahora bien, si le das valor de realidad al Minotauro, entonces recíprocamente a todo lo que vives diariamente le podrías dar igual valor de irrealidad.

Y si hasta ahora se nos ha hecho complicado seguir la secuencia de estas afirmaciones, todavía queda pendiente agregar que, como existen diferentes niveles de percepción del ser humano, se vive con la impresión de que existen diferentes realidades, aunque todo lo real tiene una misma continuidad y la apariencia de diferentes realidades se debe solamente a las grandes diferencias perceptuales del ser humano, que dependen del nivel evolutivo de cada individuo.

UTILIDAD DE APRENDER A DIFERENCIAR LA REALIDAD OBJETIVA RESPECTO A OTRAS REALIDADES

Un aspecto práctico del estudio de los diferentes significados de la realidad dentro de la vida cotidiana, caracterizada por la psicopatología de la normalidad, radica en su utilidad para dar claridad al ser humano entre la existencia de diferentes realidades. Cuando una persona no tiene suficientemente clara la diferencia entre la realidad objetiva (lo real) y la realidad abstracta de lo que tiene en su pensamiento, puede sufrir contradicciones que lo lleven desde la comisión de errores graves de comportamiento hasta confusiones que justifiquen su internamiento en alguna institución psiquiátrica.

Es recomendable, para que el lector haga claridad en este tema y evite futuras confusiones, que tome en consideración algún ejemplo que haga patente la diferencia entre la realidad virtual y la realidad objetiva. Por ejemplo, en un juego de video la existencia del personaje es una realidad virtual, que no tiene existencia objetiva fuera del software donde existe.

Una vez que la persona entienda esa diferencia, es más fácil que logre entender que, de igual manera, hay una diferencia entre la verdad objetiva y la verdad abstracta de los pensamientos guardados en los Neurotransmisores de Memoria.

Una interesante actividad a la que podemos dedicar nuestros recursos de la vida ordinaria, podría ser el de convertirnos en seres que, buscando la verdad de lo que es el alma (el mundo espiritual), intentemos lograr el conocimiento de lo que es Dios Infinito. Y esto como camino contrario a seguir viviendo en el adormecimiento de la vida rutinaria, con el horror de la inconciencia en que estamos sumidos.

Cuando, como consecuencia de una charla social, me preguntan a qué me dedico o cual es mi ocupación, respondo: Soy un buscador de la verdad.

Un buscador de la verdad es una persona que intenta conocer con todo su ser lo Real. Sabe o intuye que, una vez que logra conocer o desentrañar un misterio, siempre habrá detrás mucho más que descubrir y conocer sobre esa parte de la realidad que puede percibir más, en la medida en que aumente su nivel de energía fina y, por lo tanto, su nivel de conciencia despierta. No se queda dormido en la comodidad de lo que encontró sino que permanece con la pregunta abierta para encontrar una mayor y más profunda percepción de lo Real; por lo tanto, no se aferra a defender su percepción actualizada de la realidad sino que mantiene viva su disponibilidad a seguirse maravillando con la magnificencia del infinito, que siempre guarda algo pendiente para ser “descubierto”.

Podemos llevar estas consideraciones al tema de lo que sería el mundo de la espiritualidad o aquello relacionado a lo que llaman el alma. Por todos los rincones del planeta se usan expresiones que hablan del espíritu y del alma. Si nos embarcamos en el estudio académico de lo que se ha escrito, encontraremos que a través del tiempo se han utilizado definiciones idénticas para describir espíritu y alma.

MIS BLASFEMIAS CONCEPTUALES SOBRE EL MUNDO ESPIRITUAL Y LA ESPIRITUALIDAD

Se ha dicho y escrito tanto sobre estos temas de lo espiritual y el alma, sin haber llegado a definiciones que resulten siquiera medianamente veraces, que abundar sobre la definición de eso que usted entiende por alma, espíritu y espiritualidad, resulta extremadamente infructuoso, debido a que la mente del homo sapiens ya está llena de conceptos y creencias tan inamovibles que rayan en el dogmatismo; tanto así, que hasta provoca la fanática defensa de sus concepciones, definiciones y creencias.

Tal vez esa sea la razón por la que algunos autores, que han incursionado de lleno en eso que llamamos la dimensión espiritual, se hayan visto impulsados a utilizar nuevas definiciones como: Una realidad aparte; el mundo del nagual; las otras realidades; las dimensiones superiores; los mundos sutiles; el reino celestial; el mundo angelical; el cielo; la gloria, etc.

Y esto probablemente lo hayan hecho para evitar las discusiones bizantinas que provocarían sus escritos y descripciones, por no coincidir con las creencias estadísticamente mayoritarias, ya fuertemente establecidas en la mente de muchos eruditos; de los mercenarios del pensamiento; y, de los sicarios intelectuales de las teologías elaboradas “a modo y conveniencia” de algunos grupos de poder.

Como no me pude liberar de la tentación de escribir respecto a lo que se llama mundo espiritual, yo me atrevo a definirlo como: La dimensión de la energía fina correspondiente a octavas superiores no perceptibles para el homo sapiens. Cognoscibles solamente gracias a las “funciones superiores” de aquellos seres que han evolucionado al nivel de homo angelicus.

Estas dimensiones o escalas superiores no pueden ser definidas con el lenguaje del homo sapiens, por lo tanto, su conocimiento y apreciación está más allá de las posibilidades lingüísticas de nuestros idiomas. Cualquier descripción que hagamos de esas dimensiones sutiles resulta, inevitablemente una blasfemia y eso por decirlo utilizando un giro poético del lenguaje, ya que lo angelical sólo puede ser comprendido por el homo angelicus, la mente normal del homo sapiens no está capacitada para comprender aquello que está muy por encima de su nivel de ser.

Si nuestro pensamiento fuera en verdad lógico nos permitiría dar por hecho que existen niveles superiores de realidad y que éstos podrían formar parte lo que consideramos como el mundo espiritual, por lo tanto, todo aquello que nos lleve por el sendero evolutivo hacia esa realidad superior puede ser denominado como el camino de la espiritualidad.

A todos los sinceros buscadores de la verdad les propongo la realización del siguiente ejercicio intelectual: Definir con sus propias palabras el concepto de alma, espíritu y  espiritualidad; también señalar la diferencia entre espíritu y alma. Este es un trabajo que puede llevarse mucho tiempo; deberá tomar todo el que sea necesario para este ejercicio, aunque se lleve años.

SEXO

Si le piden, sin previo aviso, que comente qué surge en su mente si alguien le sugiere pensar en la palabra sexo. ¿Qué imágenes evoca?

La palabra sexo nos puede llevar a extremos que van desde las ideas de lo sucio y pecaminoso hasta las más sublimes. Entre uno y otro extremo es muy importante que encontremos nuestras ideas de lo que sería una sexualidad sana; también lo que pensamos respecto a una sexualidad pecaminosa y  la información que poseemos respecto a la sacralidad de la actividad sexual.

No creo necesario extenderme en este tema, ya que aburriría a los lectores comentando algo sobre lo que saben mucho. Pero considero conveniente realizar algunos ejercicios intelectuales sobre este tópico para, finalmente, llegar a una propuesta práctica que resulte al menos: Útil, buena, bella y justa para uno mismo y para el universo en su conjunto.

A continuación presento algunos de los ejercicios que se sugiere realizar en grupo cuando sea posible, de lo contrario realícelo en forma individual:

Ejercicio número uno. ¿Qué imágenes y pensamientos surgen en usted ante la palabra sexo?

Un entretenido ejercicio es que rápidamente escriba o grabe cuando menos treinta palabras o ideas respecto a todo lo que se le ocurre en cuanto escucha esa palabra.

Ejercicio número dos. Como tarea para toda una semana.

Escribir en el cuaderno de tareas todas las posibilidades de realizar sexo que pueda ser calificado por mí y/o por los demás como sucio o pecaminoso.

Ejercicio número tres. Como tarea para toda una semana.

Escribir en el cuaderno de tareas todas las posibilidades de realizar sexo que pueda ser calificado por mí y/o por los demás como sagrado o espiritual.

Ejercicio número cuatro. Como tarea para toda la semana.

Escribir en el cuaderno de tareas todas las posibilidades de realizar sexo que pueda ser calificado por mí y/o por los demás como sano. ¿Qué es el sexo sano? Recordar que cópula no es lo mismo que amor. En la cópula se realiza una función principalmente hormonal y el amor es una función emocional. Referirnos a la cópula con la frase “hacer el amor” es un error que promueve infinidad de malos entendidos para los fines del conocimiento de la totalidad funcional del ser. Meditar, pensar y escribir todas las posibilidades de manifestación sana de la cópula y la sexualidad.

Finalmente, después de haber realizado los ejercicios intelectuales respecto al sexo, es necesario comprender que todas esas ideas que tenemos sobre la sexualidad son el resultado de influencias religiosas, políticas y culturales que, aparentemente, han sido creadas con el objetivo de mantenernos adormecidos y alejados de la posibilidad de transmutar esa finísima energía que pudiera servir para generar un elevado despertar de la conciencia humana y nutrir al cuerpo astral.

LA ENERGÍA SEXUAL Y SU USO COMO TERCER CHOQUE CONCIENTE

Tanto el sexo sagrado como el pecaminoso o el sano, corresponden al nivel de comprensión de los seres desde lo que llamamos la psicopatología de la normalidad. Para que la práctica del Tercer Choque Conciente tenga alguna sana utilidad es importante haber realizado con plena constancia y dedicación los dos primeros choques con el fin de contar con la energía fina suficiente para el siguiente paso.

Sólo la vibración del orgasmo, llevada a todo el cuerpo, usada como Tercer Choque Conciente, corresponde a las posibilidades evolutivas.

Ejercicio preparatorio recomendado para lograr el Tercer Choque Conciente:

En cualquier momento en que sienta excitación sexual, dirija su atención a reconocer la vibración que ésta genera; es importante dirigir nuestra atención para observarla muy bien, en forma imparcial, a fin de memorizarla para que posteriormente podamos reproducir esa específica vibración a través de la evocación conciente. Una vez evocada y reproducida esta vibración, gracias a la maestría que hayamos alcanzado a desarrollar, la utilizaremos para dirigirla a todas y cada una de las células de nuestro organismo, tantas veces como podamos, durante el día en los estados de vigilia y en la noche durante el sueño lúcido.


Aunque la partícula y la vibración siempre van juntas, en este tema lo que nos interesa es precisamente la frecuencia vibratoria. No hay que confundirnos respecto a la importancia de los fluidos y el conjunto de sus componentes hormonales con la vibración orgásmica que generan. La parte útil del ejercicio es la vibración, redirigida concientemente, que nos prepara para llegar a realizar algún día el Tercer Choque Conciente.

El líquido seminal no requiere ser conservado en nuestro interior ya que, una vez recanalizada su vibración, deberá ser expulsado del cuerpo físico para dejar lugar a la sana generación del nuevo líquido; de lo contrario, el conjunto celular que lo forma puede descomponerse dentro del cuerpo y generar problemas de salud. Lo que no hay que desperdiciar es la oportunidad de utilizar la vibración del placer orgásmico. El verdadero desperdicio energético radica en tener relaciones sexuales en forma mecánica e inconsciente desde nuestro habitual estado de falta de conciencia.

Con el tiempo y la práctica lograremos evocar la vibración del placer orgásmico para redirigirla concientemente a todas las células de nuestro organismo. Es la vibración de nuestra energía sexual la que logra completar la transmutación alquímica para cristalizar la existencia del cuerpo astral.

POSIBILIDADES EVOLUTIVAS
Existe una tendencia evolutiva general de las especies que no incluye una automática ampliación de la conciencia del ser.

La evolución física de las especies es automática. Está diseñada dentro del conjunto universal para que, a través del proceso de aprendizaje, mejoramiento y capacitación; las especies se adapten  cada vez mejor a su medio ambiente y garanticen su reproducción y supervivencia. Guardando y transmitiendo los elementos esenciales aprendidos durante sus vidas, a través de la memoria genética.

En el caso del ser humano, una vez garantizada su reproducción y supervivencia,  la evolución automática llega a su límite. La evolución de la conciencia, la evolución psicoemocional y espiritual no reciben un impulso automático para su acrecentamiento; por el contrario, tanto en lo colectivo como en lo individual, la evolución psicoemocional y espiritual del ser humano no es impulsada por la inercia de las leyes automáticas del universo.

Es importante remarcar que el acrecentamiento evolutivo de las funciones emocionales y espirituales requiere de esfuerzos concientes por parte del ser humano, para lograr el desarrollo de la posible evolución durante su periodo vital. Con esto quiero dejar claro que la evolución psicoemocional y espiritual del hombre no está programada automáticamente por el universo sino que es necesario realizar el trabajo interior necesario e indispensable para ello.

 Los esfuerzos para lograr una mayor y mejor evolución psicoemocional y espiritual han sido propuestos a la humanidad, desde hace milenios, por diferentes sistemas de desarrollo y tradiciones sagradas, en diversas épocas y lugares. Aquí he propuesto solamente algunas herramientas que, adecuadas a la época actual, facilitan ese esfuerzo a las personas que se dedican total y completamente al desarrollo de la totalidad del ser.

FIN


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